Una tregua de dos meses debe entrar en vigor este sábado en Yemen en virtud de un acuerdo negociado por Naciones Unidas con las fuerzas progubernamentales y los rebeldes hutíes, enfrentados en una guerra devastadora desde hace casi ocho años.
En este conflicto que, según la ONU, causó cientos de miles de muertos y empujó a este pobre país de la península arábiga al borde de la hambruna, una tregua anterior acordada en 2016 entre las partes beligerantes, y otras decididas unilateralmente, fracasaron.
Arabia Saudita, rica monarquía petrolera del Golfo, está desde 2015 al frente de una coalición militar que ayuda al presidente yemení Abd Rabbo Mansur Hadi frente a los hutíes apoyados por Irán, que niega suministrarles armas.
La cesación de las hostilidades en todo el país debe entrar en vigor a las 18:00 hora local de este sábado, primer día del mes de ayuno musulmán del Ramadán, según anunció en un comunicado Hans Grundberg, emisario de la ONU.
“Los beligerantes respondieron positivamente a la propuesta de las Naciones Unidas de una tregua de dos meses”, dijo, subrayando que podía ser “renovada con su consentimiento”.
Este anuncio es la culminación de los esfuerzos de Grundberg, que desde hace meses intenta lograr una tregua y reanudar las negociaciones con vistas a un arreglo en Yemen, donde las potencias regionales rivales –Arabia Saudita sunita e Irán chiita– libran una guerra por el poder.
El jueves, el emisario de la ONU habló por separado con representantes de los hutíes en Omán y, en los últimos días, con los representantes del poder yemení y de Arabia Saudita en Riad.
La coalición afirma “apoyar el acuerdo del gobierno yemení para una tregua” así como “los esfuerzos de la ONU para consolidarla”, según la televisión saudita Al Ekhbariya.
En Yemen y más allá
“Las partes acordaron detener todas las ofensivas aéreas, terrestres y marítimas en Yemen y más allá de sus fronteras“, destacó Grundberg.
También están de acuerdo “en permitir a los petroleros entrar en los puertos de la provincia de Hodeida, y a los vuelos comerciales operar desde y hacia el aeropuerto de Saná, con destinos predeterminados”, según él.
La coalición controla el espacio aéreo y marítimo de Yemen, y sólo se permiten vuelos de la ONU a través del aeropuerto de Saná, un “bloqueo” denunciado por los hutíes.
La capital, Saná, está en manos de los rebeldes, al igual que los puertos de la provincia de Hodeida. Esos puertos son esenciales para la prestación de asistencia humanitaria.
En este contexto de desescalada, los beligerantes “aceptaron reunirse bajo la égida de la ONU para abrir carreteras en Taiz y en otras regiones de Yemen“, según el emisario de la ONU.
Con esta tregua el objetivo a largo plazo “es dar a los yemeníes la esperanza de que este conflicto pueda terminar”, agregó.
Después de siete años de intervención, la coalición comandada por los sauditas no logró expulsar a los rebeldes de las regiones conquistadas en el norte del país.
Estados Unidos acogió con satisfacción el nuevo acuerdo de tregua, pero subrayó la necesidad de llegar a “un compromiso que pueda aportar una paz duradera a todos los habitantes de Yemen”.
Por su parte, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) afirmó esperar “el comienzo de un nuevo capítulo, que dará a los yemeníes la oportunidad de recuperarse en paz y estabilidad”.
COMENTARIOS