El suicidio asistido es legal en Austria desde principios de año, aunque con restricciones. Quien desee morir debe ser mayor de edad y estar gravemente enfermo, en estado terminal y sin posibilidades de recuperación. Dos médicos distintos deben confirmar su estado. El fármaco letal estará disponible en las farmacias.
Casi todos los partidos políticos votaron a favor de este nuevo decreto ley, a excepción del populista Partido de la Libertad (FPÖ), que criticó que no se aclare qué va a pasar con el preparado letal si este no se utiliza o se hace sólo parcialmente.
También hay muchas críticas de la Iglesia católica. El presidente de la Conferencia Episcopal calificó la aprobación legal del suicidio asistido como el hecho más grave del año. La Iglesia ha anunciado que prohibirá la nueva práctica legal en sus propios hospitales.
La nueva normativa fue impulsada por una decisión del Tribunal Constitucional, que declaró inconstitucional la anterior prohibición del suicidio asistido.
Tras consultar a expertos sobre cuál es la mejor manera de prevenir abusos y reducir el deseo de poner fin a la vida antes de tiempo, el Gobierno decidió destinar más fondos a los cuidados paliativos. Que una persona decida morir con dignidad, argumenta, no debería depender de sus circunstancias personales o de su nivel de ingresos.
COMENTARIOS