El Papa reza por las víctimas del coronavirus y sus familiasPapa Franciso

El Papa reza por las víctimas del coronavirus y sus familias

Durante la misa en Santa Marta, Francisco dirigió su oración a los que mueren solos, sin poder despedirse de sus seres queridos, a causa de la pandemia de Covid-19. En la homilía, el Papa hablando del Evangelio de hoy, invitó a darse cuenta de Jesús que pasa en nuestras vidas y poder convertirnos a él.

La celebración en la Capilla de la Domus se retransmite en directo por decisión de Francisco que quiere mostrar así su cercanía a los fieles que no pueden asistir a la misa a causa de la epidemia de coronavirus.

En la introducción, el Papa volvió a rezar por las víctimas de esta enfermedad.

En estos días, escuchamos las noticias de muchos difuntos víctimas del Covid 19: hombres, mujeres que mueren solos, sin poder despedirse de sus seres queridos.

Pensamos en ellos y rezamos por ellos. Pero también por las familias, que no pueden acompañar a sus seres queridos en su fallecimiento. Nuestra oración especial es para los difuntos y sus familias.

En su homilía, comentando el Evangelio del día (Jn 9, 1-41) sobre la sanación del ciego de nacimiento, nos exhortó a estar atentos para darnos cuenta cuando Jesús pasa a nuestras vidas y poder convertirnos a él.

A continuación el texto de la homilía:

Este pasaje del Evangelio de Juan habla por sí mismo. Es un anuncio de Jesucristo y también una catequesis. Me gustaría mencionar una cosa. San Agustín tiene una frase que siempre me llama la atención: «Temo a Cristo cuando pasa». Timeo Dominum transeuntem. «Temo a Cristo cuando pase» – «¿Pero por qué temes al Señor?» – «Temo que no me daré cuenta de que es el Cristo y lo dejaré pasar.» Una cosa está clara: en presencia de Jesús los verdaderos sentimientos del corazón, las verdaderas actitudes florecen: salen. Es una gracia, y por eso Agustín tenía miedo de dejarla pasar sin darse cuenta de que estaba pasando.

Aquí está claro: pasa, cura a un ciego y estalla el escándalo. Y entonces lo mejor de la gente sale y lo peor de la gente. El ciego… asombra la sabiduría del ciego, mientras responde. Estaba acostumbrado a moverse con las manos, tenía el olfato del peligro, tenía el olfato de cosas peligrosas que podían hacerle resbalar. Y se mueve como un ciego. Con un argumento claro y preciso, y luego también usa la ironía y se da ese lujo.

Los doctores de la ley conocían todas las leyes: todas, todas. Pero estaban fijados en éstas.  No entendieron cuando Dios estaba pasando. Eran rígidos, apegados a sus hábitos: el mismo Jesús lo dice… apegados a los hábitos. Y si para preservar estos hábitos tenían que hacer una injusticia, no era un problema porque los hábitos decían que esto no era justicia; y esa rigidez los llevaba a hacer injusticias. Ese sentimiento de encierro sale ante Cristo.

Sólo esto: les aconsejo a todos que tomen el Evangelio de hoy, capítulo 9 del Evangelio de Juan, y lo lean, en casa, en silencio. Una, dos veces, para entender bien lo que sucede cuando Jesús pasa: que los sentimientos salen. Para entender bien lo que nos dice Agustín: Temo al Señor cuando pasa, que no me doy cuenta y no lo reconozco. Y no me convierta. No lo olvides: lee hoy una, dos, tres veces, todo el tiempo que quieras, el capítulo 9 de Juan.

El Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitando a tomar la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:

Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como ya he venido, te abrazo y todas las cosas se unen a ti. No dejes que nunca me separe de ti.

COMENTARIOS

WORDPRESS: 0