Por segunda vez desde el gran frenazo mundial para aminorar el contagio de coronavirus, el Papa Francisco pidió oraciones «por los hombres y mujeres que trabajan en los medios de comunicación, pues en este tiempo de pandemia arriesgan mucho y el trabajo es mucho». Y rogó «que el Señor les ayude en este trabajo de transmitir siempre la verdad».
El Papa celebró el pasado lunes una reunión con todos los jefes de departamentos del Vaticano en el marco del retorno parcial al trabajo emprendido por Italia; pero no se anunció todavía un calendario de reanudación de la actividad de la curia vaticana. La Guardia Suiza, que vigila las entradas del pequeño Estado lo hizo a partir de hoy con mascarillas.
En la audiencia general de ayer miércoles, difundida en «streaming» desde su biblioteca, Francisco anunció el comienzo de una nueva serie de catequesis sobre la oración, una vez concluido el ciclo de las bienaventuranzas.
Según el Santo Padre, «la oración es el alimento de la fe; también, su expresión. Es como un grito que sale del corazón del que cree y espera solo en Dios».
Puso como ejemplo la súplica de Bartimeo, el ciego de Jericó, «que pedía limosna sentado a la orilla del camino. Cuando oyó que Jesús pasaba por allí, gritó pidiéndole que se compadeciera de él. Sus gritos molestaban a quienes estaban a su alrededor y quisieron hacerlo callar. Pero él, en cambio, gritaba aún más fuerte: ‘Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí’».
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Dedicó un saludo a los fieles de lengua española
El Papa dedicó un saludo cordial «a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración. Que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos».
Antes de despedirse, Francisco dijo que en torno al primero de mayo recibió muchos mensajes «sobre los problemas del mundo del trabajo; además, me impresionaron con el de los jornaleros agrícolas, muchos de ellos inmigrantes, que trabajan en los campos italianos», la mayoría como temporeros.
En tono enérgico denunció que «por desgracia, muchas veces son explotados duramente. Es cierto que la crisis afecta a todos; pero hay que respetar siempre la dignidad de la persona. Por eso acojo su llamamiento y el de todos los trabajadores explotados, e invito a convertir la crisis en ocasión de volver a poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo».
(Tomado de abc.es)
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