Para evitar que en las nunciaturas deje de haber «diplomáticos de despacho» y todos sean capaces de actuar como «diplomáticos sobre el terreno», el Papa Francisco ha ordenado este lunes que todos los sacerdotes graduados en la escuela diplomática del Vaticano pasen un año de «rodaje» como misioneros en lugares difíciles al servicio del obispo local antes de incorporarse a sus primeros destinos oficiales.
Se trata de romper una cultura en que todavía perviven rasgos de señoritismo y de desinterés por los fieles de a pie, en contraste con una mayoría de nuncios que está muy frecuentemente en la calle para ayudar a sacerdotes y a personas necesitadas, complementando la tarea de los obispos del país y compartiendo la vida de los fieles cristianos.
El Papa ha dado las indicaciones en una carta al arzobispo norteamericano Joseph Marino, nuevo presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica, donde se preparan los candidatos al servicio diplomático del Vaticano.
El objetivo es que los futuros diplomáticos «tengan una experiencia de misión fuera de su diócesis de origen, compartiendo una parte del camino con la Iglesia misionera y toda la comunidad, participando en la actividad evangelizadora cotidiana».
El pasado 27 de octubre, durante su discurso sin papeles al término de los trabajos del Sínodo de Amazonia, Francisco manifestó a los participantes: «Sería bueno que en el plan de formación de los religiosos existiera una experiencia de un año o más en regiones limítrofes».
Y añadió: «Lo mismo -y esto es una sugerencia que he recibido por escrito, pero ahora la digo-, que en el servicio diplomático de la Santa Sede, en el ‘curriculum’ del servicio diplomático, los jóvenes sacerdotes al menos pasen un año en tierra de misión».
El Papa dejó claro que no se trataría de hacer prácticas «en la Nunciatura, como ya se hace y es muy útil, sino al servicio de un obispo en un lugar de misión».
La nueva medida enriquecerá humana y espiritualmente a todo el nuevo personal diplomático del Vaticano.
Cortesía: BBC
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