El aumento de casos de coronavirus en el mundo y los temores por una nueva ola han contribuido a las caídas de los principales índices bursátiles y valores globales, a la vez que los tradicionales refugios seguros como los metales preciosos han ganado la confianza de los inversores.
El oro al contado ha subido a su nivel máximo al cotizar a 1.943 dólares la onza y superar su precio récord de 1.921 dólares la onza alcanzado en septiembre de 2011. Durante la sesión asiática, los futuros del oro en EE.UU. llegaron a aumentar hasta 1.955 dólares la onza tras un incremento del 1,55 %.
El alza de los precios del oro se explica no solo por su estatus de un refugio seguro entre los inversores que tienden a activos más predecibles durante la pandemia, sino también por factores geopolíticos, como el aumento de las tensiones entre EE.UU. y China que genera la cautela de los corredores bursátiles, y otros, como el debilitamiento del dólar estadounidense o medidas de los gobiernos y bancos centrales por todo el mundo para impulsar las economías.
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