Tainan, en el sur de Taiwán, alberga una de las exhibiciones narrativas religiosas y de entretenimiento más explícitas de la isla. En el sótano del Templo Madou Daitian, uno puede encontrar, si así lo desea, una representación animatrónica de la concepción taoísta del infierno en todos sus 18 niveles sangrientos.
El trabajo fotográfico de Yao Jui-Chung nos guía, a través de una série de polaroids, por está exhibición religiosa animatrónica del Templo Madou Daitian y otras representaciones del infierno de Taiwán y Singapur.
Y es que parece que al otro lado del mundo, estas presentaciones espantosas y fascinantes del inframundo, han sido un género popular que se remonta a la China imperial del siglo X.
Las mismas han cumplido la función de entrelazar la teología budista y daoísta con la moralidad confuciana y la ficción popular.
Las imágenes continúan el tratamiento fotográfico del artista pasando por las estatuas religiosas, edificios abandonados, templos y parques de diversiones de Taiwán.
Al entrar al sótano, los visitantes parecen ser arrastrados ante los jueces de los tribunales infernales de Madou, por demonios con cabeza de buey y cara de caballo. Cada figura desaliñada cae de rodillas y suplica clemencia. Los sensores de movimiento activan bucles de cinta estática y chillidos mientras los niños lloran aferrados a sus madres. Otros permanecen estoicamente paralizados.
Para ponernos en contexto, en esta concepción taoísta del infierno “nadie se salva del proceso”. Y todos son culpables antes de que se pruebe su inocencia.
Todos los mortales al morir deben pasar por el inframundo, pero este es un purgatorio, no una condenación eterna. En el último nivel, la rueda de la fortuna gira, designando al sujeto a su próximo recipiente de vida, ya sea humano, insecto u otro animal.
Al morir, cada mortal se le es presentado un espejo kármico frente a su rostro. El historial de uno debe ser confrontado, y no se puede escapar de una sucesión de represalias violentas.
Los castigos se administran de acuerdo con el delito, y los pecados a menudo se designan por género.
Luego de pasar por todo el proceso, Meng Po, la diosa del olvido, obsequia a cada ser mortificado con una copa que contiene el Caldo del Olvido. Al beber la poción celestial, todos los recuerdos se borrarán. El ciclo de la vida y su interpretación social continúan.
SEXTO NIVEL DEL INFIERNO: LOS VENDEDORES DE DROGAS, FARMACÉUTICOS ADULTERADOS Y VINOS SERÍAN FRITOS EN CALDERAS DE ACEITE.
DÉCIMO SÉPTIMO NIVEL DEL INFIERNO: A LOS RUMOREMISTAS, LOS QUE HACEN FALSAS ACUSACIONES, LOS AYUDANTES Y LOS CÓMPLICES DEL HOMICIDIO DEBERÍAN HACERLES SACAR LA LENGUA Y CORNEAR LAS MEJILLAS.
DECIMOTERCER NIVEL DEL INFIERNO: LAS MUJERES QUE VOLUNTARIAMENTE DESOBEDECEN A SUS SUEGROS Y SUEGROS SERÁN APLASTARADOS POR ROCAS GIGANTES.
OCTAVO NIVEL DEL INFIERNO: AQUELLOS QUE CORTAN ESQUINAS CON MEDIOS ILÍCITOS PARA GANANCIAS EGOÍSTAS DEBEN SER COMIDOS POR DEPREDADORES Y SERPIENTES
TERCER NIVEL DEL INFIERNO: ESTE ESTÁ RESERVADO PARA QUIENES SE OLVIDAN DE SUS DEBERES CORRESPONDIENTES Y ACOSAN A LOS INDEFENSOS. SE PONEN EN UNA MÁQUINA DE MOLIENDA Y SE MUELEN EN UNA PULPA CON SANGRE.
SEGUNDO NIVEL DEL INFIERNO: LOS FUNCIONARIOS CORRUPTOS QUE ABUSAN DE SU PODER Y TORMENTAN Y TEJEN AL PUEBLO DEBEN SER DECAPITADOS EN LA TORTURA «CABEZA DE TIGRE».
DECIMOQUINTO NIVEL DEL INFIERNO: LOS ESTAFADORES DE DINERO Y AQUELLOS QUE CAUSAN A SUS VÍCTIMAS A COMETER SUICIDIO A TRAVÉS DEL AHOGAMIENTO O COLGADO DEBEN SER TORTURADOS CON DESVIAR LAS ENTRESINAS ABIERTAS LAS VITRINAS Y EXTRACCIÓN DE LAS VÍCTIMAS.
DÉCIMO OCTAVO NIVEL DEL INFIERNO: DESPUÉS DE QUE LOS PECADORES BEBEN EL «TÉ DEL OLVIDO» DE MENG PO, SE LES OTORGA UN CERTIFICADO PARA REGRESAR AL MUNDO DE LOS MORTALES EN FORMA DE NIÑO A TRAVÉS DE «SA SĀRA».
COMENTARIOS