El antiguo jefe del Servicio Federal Penitenciario de Rusia (FSIN en su siglas en ruso), Víctor Svirídov, se infirió un tiro en el pecho con su propia pistola en plena sala del Tribunal Chertánovski de Moscú cuando escuchaba la sentencia que le reconocía culpable de un delito de extorsión y le condenaba a tres años de cárcel. En Rusia hasta ahora no se conocían casos de suicidio ante el juez.
La información sobre el suceso fue facilitada por la portavoz del tribunal, Uliana Solópova. Svirídov, que había dirigido el sistema penitenciario ruso hasta hace poco más de cinco años, fue acusado de extorsionar a un funcionario de su departamento, implicado al parecer en un asunto de corrupción. Le exigió supuestamente un pago de 10 millones de rublos (unos 145.000 euros) a cambio de su silencio.
Hasta 15 años
El delito por el que estaba siendo juzgado se castiga en Rusia con penas de hasta 15 años de prisión, por lo que tres años ha sido la pena mínima que podía recibir. Su abogado, Grigori Ivánishev, sostiene que Svirídov «no estaba especialmente deprimido (…) y nunca mostró tendencia al suicidio», pese a padecer un cáncer terminal. Se especula que pudo ser su enfermedad o el temor a que, un vez en la cárcel, sus antiguos subordinados le pudieran someter a una reclusión insufrible lo que le incitó a quitarse la vida.
Ahora el foco está puesto en los guardias de seguridad del tribunal que no detectaron el arma que llevaba. El Comité de Instrucción (SK) ha abierto una causa criminal para esclarecer lo sucedido y depurar responsabilidades. El canal de Telegram Baza ha publicado un vídeo obtenido de las cámaras de seguridad en el que se ve a Svirídov en el momento en el que llega al Tribunal Chertánovski y atraviesa el arco detector de metales.
El dispositivo sonó, pero el ex alto funcionario sacó una cantimplora, que engañó a los guardias al creer que fue la causante de la alarma. Svirídov llevaba un pantalón muy ancho y se piensa que bajo la prenda escondía la pistola. En declaraciones a la prensa, Ivánishev dijo que su defendido «tenía lógicamente un gran conocimiento de los sistemas de detección en los accesos a los centros penitenciarios y sabía los trucos para intentar burlarlos».
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