TEGUCIGALPA, HONDURAS
En una solemne eucaristía celebrada en presencia de toda la cúpula de la Iglesia Católica en Honduras este día se ordenó como el VI arzobispo de la Provincia Eclesial de Tegucigalpa a Vicente Nácher Tatay, que sustituye al cardenal Óscar Andrés Rodríguez y quien hoy dijo adiós después de 30 años de servicio como el quinto arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa.
En un solemne rito que tuvo lugar en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa el ahora arzobispo Nácher recibió el báculo, el anillo, la mitra y solideo que hoy deberá portar como máximo prelado de la arquidiócesis en mención.
Además el nuevo arzobispo, el número seis de la arquidiócesis de Tegucigalpa, recibió la imposición de manos de todos los obispos hondureños que forman parte de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH).
La ordenación estuvo a cargo del cardenal Rodríguez, a quien el papa Francisco aceptó la renuncia como parte de las obligaciones religiosas una vez alcanzada la edad de 75 años.
En ese orden, esta fue la última vez que el cardenal Rodríguez celebró la Eucaristía como arzobispo de Tegucigalpa, ahora lo podrá hacer en condición de arzobispo emérito.
Lo anterior abre una nueva era en la Iglesia Católica de Honduras que inició con la toma de posesión de monseñor Michael Lenihan como nuevo arzobispo de la arquidiócesis de San Pedro Sula, Teodoro Gómez como nuevo obispo de Choluteca y Vicente Nácher como arzobispo de Tegucigalpa.
Monseñor José Vicente Nácher Tatay, C.M., nació el 10 de abril de 1964 en Valencia, España. Licenciado en Sociología por la Universidad de Alicante, posteriormente cursó estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de la Congregación de la Misión de Barcelona y en la Facultad de Teología de Cataluña. Emitió su Profesión Solemne en la Congregación de la Misión el 20 de enero de 1990 y fue ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1991.
Ha desempeñado los siguientes cargos: Párroco de San Vicente de Paúl en San Pedro Sula (2000-2005); Párroco de San José en Puerto Lempira (2006-2016) y Vicario Episcopal de la Mosquitia en la Diócesis de Trujillo; desde 2016, Párroco de San Vicente de Paúl en San Pedro Sula y Superior Regional de la Congregación de la Misión en Honduras.
“Gracias querido monseñor Nácher por aceptar el desafío, ahora a cumplir la misión de ser influencer de Dios”, expresó el cardenal Rodríguez.
Reflexionó que ser un influencer en el Siglo XXI es ser custodió de las raíces, de todo aquello que impide que nuestra vida se vuelva volátil y se evapore en la nada.
No se es obispo por concurso, ni por méritos acumulados, ni por antigüedad. “Estamos convencidos que es Dios quien llama ciertamente por mediación de la Madre Iglesia”, caviló.
Seguidamente apuntó que los obispos son sucesores de los apóstoles y esta sucesión apostólica es prueba y garantía de la autenticidad de la Iglesia.
Aunque la Misa Solemne estuvo compuesta por muchos ritos, el cardenal Rodríguez destacó que el momento más importante es la imposición de las manos y la oración consagratoria, el primero ya es un gesto de oración en silencio pidiendo a Dios que sea él el que alargue su mano y lo toque como propiedad.
Un obispo es primariamente para Dios, seguidamente para los sacerdotes y el pueblo santo de Dios, agregó.
De su parte, el Nuncio Apostólico Monseñor Gábor Pintér, destacó que hoy se cumplió la voluntad y la misión del papa Francisco al entregar un nuevo pastor a la Iglesia Católica de Honduras.
En nombre del papa Francisco agradeció el trabajo pastoral del cardenal Rodríguez, quien estuvo 30 años como arzobispo de Tegucigalpa y 14 como obispo auxiliar.
De su lado, el nuevo arzobispo Nácher agradeció a todos los presentes y de manera especial enfatizó en el trabajo del cardenal Óscar Andrés Rodríguez “a quién indignamente sucedo como arzobispo”, dijo.
Encontrar, escuchar y discernir. Ese será el comienzo de mi trabajo y también firmaré un decreto para que todos los cargos continúen hasta que se indique lo contrario, continuó.
Muchas cosas no están en nuestras manos, pero aquí están nuestras manos abiertas para lograr una Honduras en igualdad y dignidad, acotó.
Resumió que continuará con el trabajo pastoral que ya empezó el cardenal Rodríguez.
COMENTARIOS