George Floyd, el ciudadano afroestadounidense cuya muerte a manos de un policía blanco generó protestas contra la brutalidad policial y el racismo en Estados Unidos y en todo el mundo, fue despedido este martes en un funeral en Houston, marcado por los encendidos discursos políticos y la música gospel.
Políticos, activistas por los derechos civiles, deportistas y actores acudieron a la iglesia de Fountain Praise para la última ceremonia pública de despedida de Floyd, apodado cariñosamente como «el gigante bueno», cuya muerte a los 46 años desató las movilizaciones más importantes en Estados Unidos desde el asesinato de Martin Luther King Jr. en 1968.
El reverendo Al Sharpton, un activista por los derechos civiles, pronunció el discurso principal de la ceremonia, en el que acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de indiferencia frente a la muerte de Floyd, que calificó como «la piedra angular de un movimiento que va a cambiar el mundo».
«Hasta que se sepa que el precio de la vida de un negro es el mismo que la de un blanco, vamos a volver a vivir estas situaciones una y otra vez», afirmó el reverendo, que durante su discurso hizo alusión en varias ocasiones a la «maldad en altas esferas», en referencia a Trump.
El candidato a la Casa Blanca de los demócratas, Joe Biden, participó en la ceremonia con un mensaje grabado desde su casa, donde está recluido por las medidas de confinamiento contra el coronavirus. «Llegó el momento de justicia racial», afirmó.
«Ningún niño debería plantear las preguntas que tantos niños negros han tenido que preguntarse por generaciones: ‘¿Por qué, por qué se fue papá?'», dijo el exvicepresidente de Barack Obama.
Después de que los últimos minutos de la vida de Floyd fueran grabados en un video en el que clamaba «No puedo respirar», su sobrina Brooke dijo a la audiencia: «Yo puedo respirar y mientras tenga aliento, va a haber justicia».
El pastor William Lawson también cargó contra Trump durante el sermón.
«Lo primero que tenemos que hacer es limpiar la Casa Blanca», afirmó. «Eso significa que tenemos que ir a votar», dijo Lawson cuando faltan cinco meses para las elecciones presidenciales en las que Trump busca la reelección.
El aforo fue limitado a 500 personas para permitir un mayor distanciamiento debido al coronavirus, después de que el lunes cerca de 6.000 personas se acercaran al velatorio.
«Diste una buena pelea, ahora anda a ver a mamá», concluyó el reverendo Sharpton.
Prohibir tácticas de ahogamiento
Durante la ceremonia, el alcalde de Houston, Sylvester Turner, prometió prohibir la inmovilización por asfixia.
El pasado lunes, los legisladores demócratas anunciaron una serie de medidas para reformar la Policía y hacer frente a una letanía de casos de hombres negros que, estando desarmados, murieron durante su arresto.
El proyecto de ley introducido por los demócratas en ambas cámaras busca que sea más fácil procesar a policías acusados de abusos -prohibiendo algunas prácticas como colocar la rodilla en el cuello de un detenido-, replanteando también el proceso de reclutamiento y entrenamiento de los agentes.
El presidente republicano condenó la muerte de Floyd, pero criticó duramente a los manifestantes y reiteró su apoyo a la Policía.
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