La Casa Blanca anunció este domingo que el presidente Donald Trump prohibió la entrada al país de ciudadanos no estadounidenses que viajen desde Brasil, nación que ya se convirtió en el nuevo epicentro del coronavirus.
“Hoy el Presidente ha tomado medidas decisivas para proteger a nuestro país suspendiendo la entrada de extranjeros que han estado en Brasil durante el período de 14 días antes de solicitar la admisión en los Estados Unidos”, señaló la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, en un comunicado.
“Hasta el 23 de mayo de 2020, Brasil tenía 310.087 casos confirmados de COVID-19, que es el tercer número más alto de casos confirmados en el mundo. La acción de hoy ayudará a asegurar que los extranjeros que han estado en Brasil no se conviertan en una fuente de infecciones adicionales en nuestro país. Estas nuevas restricciones no se aplican al flujo de comercio entre los Estados Unidos y Brasil”, agrega el texto.
Este domingo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, había adelantado esta medida sobre la cual se venía trabajando en los últimos días. “Esperamos que no sea definitiva, pero debido a la situación en Brasil vamos a tomar las medidas que sean necesarias para proteger a la población estadounidense”, declaró a la cadena local CBS.
El último recuento de la Universidad Johns Hopkins eleva a más de 347.000 los casos confirmados en Brasil, mientras que Rusia está en tercer lugar con 344.000 contagiados. Estados Unidos, en tanto, sigue siendo el país con más infectados, con más de 1,6 millones.
O’Brien, por su parte, anunció que Washington enviará respiradores a Brasil y Rusia para pacientes con COVID-19.
En enero, antes de que el coronavirus comenzara a extenderse rápidamente por Estados Unidos, el presidente estadounidense, Donald Trump, prohibió la entrada desde China, origen de la pandemia. A principios de marzo se prohibió el viaje desde Europa tras el brote en el Viejo Continente.
Brasil registró en las últimas 24 horas 16.508 nuevos contagios por COVID-19, con lo que el balance total de infectados se elevó a 347.398 y lo mantuvo como el segundo país del mundo más afectado por la pandemia, después de Estados Unidos que ya suma unos 1,6 millones de casos. La potencia suramericana alcanzó este sábado las 22.013 muertes por el virus, tras registrar 965 óbitos durante la última jornada, según el más reciente balance divulgado por el Ministerio de Salud.
El epicentro de la enfermedad en Brasil continúa siendo el estado de San Pablo, el más rico y poblado del país, con unos 46 millones de habitantes, al registrar 6.045 óbitos y 80.558 casos confirmados. Por detrás se sitúa el estado de Ceará, en el empobrecido nordeste del país, con 35.122 contagios y 2.308 muertes, unos números alarmantes para su población, estimada en unos nueve millones de personas.
Río de Janeiro, por su parte, también preocupa con 3.905 muertes por el COVID-19, de las cuales, 248 ocurrieron en las últimas 24 horas, un nuevo récord para el estado más emblemático de Brasil que ya suma 34.533 infectados.
No obstante, de acuerdo con diversos estudios, la cifra real de casos podría ser hasta 15 veces mayor debido a la elevada subnotificación en el país, que lucha ahora por ampliar la capacidad de los laboratorios.
Cientos de seguidores del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se aglomeraron este domingo cerca del palacio de Gobierno para expresar su respaldo al mandatario, quien sin protección se mezcló entre la multitud, ignorando de nuevo las recomendaciones ante el COVID-19. El jefe de Estado se unió a sus seguidores tras efectuar un sobrevuelo por Brasilia, donde fue testigo de una multitudinaria caravana de vehículos que se aglomeraba por varias calles a la redonda del palacio de Planalto, sede de Gobierno.
“Estoy aquí en Brasilia ahora, en una manifestación espontánea del pueblo por la democracia y la libertad y buscando que Brasil salga adelante”, dijo Bolsonaro mientras se dirigía a los manifestantes, en declaraciones que fueron registradas en uno de los videos que sobre la jornada publicó el mandatario en Facebook este domingo.
El mandatario, que desde el inicio de la pandemia le ha restado importancia considerándola apenas como una “gripita”, se mezcló entre la multitud sin mascarilla, desobedeciendo las órdenes de las autoridades que hacen obligatorio su uso para evitar el contagio del COVID-19.
COMENTARIOS