Los fenómenos extremos relacionados con el tiempo, el clima y el agua son cada vez más frecuentes e intensos en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático. Estamos más expuestos que nunca a múltiples peligros conexos, que a su vez evolucionan como consecuencia del crecimiento demográfico, la urbanización y la degradación del medio ambiente.
Las predicciones sobre cómo SERÁ el tiempo ya no bastan. Las predicciones basadas en los impactos que informan al público de lo que el tiempo HARÁ son fundamentales para salvar vidas y medios de subsistencia.
A pesar de ello, una de cada tres personas todavía no está debidamente cubierta por los sistemas de alerta temprana.
Es fundamental una mayor coordinación entre los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales, las autoridades de gestión de desastres y los organismos de desarrollo para mejorar la prevención, la preparación y la respuesta.
La COVID-19 ha agravado los retos a los que se enfrenta la sociedad y ha debilitado los mecanismos para hacerles frente. La pandemia también ha puesto de manifiesto que, en nuestro mundo interconectado, debemos adoptar un enfoque verdaderamente multirriesgos y transfronterizo para avanzar en el cumplimiento de los objetivos mundiales de acción climática, reducción del riesgo de desastres y desarrollo sostenible.
Estar preparados y ser capaces de actuar en el momento oportuno y en el lugar adecuado puede salvar muchas vidas y proteger los medios de subsistencia de las comunidades de todo el mundo, ahora y en el futuro.
Por consiguiente, el Día Meteorológico Mundial, celebrado el 23 de marzo de 2022, tiene como tema la «Alerta temprana y acción temprana» y destaca la importancia fundamental de la información hidrometeorológica y climática para reducir el riesgo de desastres.
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