Brasil se alista para vivir este martes, día de su fiesta nacional, una jornada de alta tensión con manifestaciones convocadas por el presidente Jair Bolsonaro, que busca movilizar a sus bases en plena caída de popularidad y enfrentado con el poder judicial.
En las principales ciudades, sobre todo en San Pablo y Brasilia, se desplegarán importantes dispositivos de seguridad para evitar eventuales desmanes en las celebraciones de la independencia, teniendo en cuenta que ese mismo día hay convocadas también marchas contra el mandatario ultraderechista.
“Llegó la hora de decir el día 7 que nos volvimos independientes (…) para decir que no aceptamos que alguien en Brasilia quiera imponer su voluntad”, exclamó Bolsonaro durante un discurso la semana pasada.
Era una clara alusión a los jueces de la Corte Suprema y del Tribunal Superior Electoral contra los cuales está en pie de guerra desde hace semanas después de que estos abrieran varias investigaciones contra él y su entorno, entre otras cosas por difundir informaciones falsas.
El viernes, Bolsonaro fue más allá y dijo que las protestas serán un “ultimátum” para los jueces de la máxima corte. El sábado citó la posibilidad de una “ruptura” institucional.
“Punto de inflexión”
El ex paracaidista, cuya popularidad está en su nivel más bajo en gran parte por su gestión de la pandemia, que dejó 580.000 muertos en el país, prevé las marchas a lo grande: ha anunciado su presencia por la mañana en Brasilia y por la tarde en San Pablo, donde espera reunir a “más de dos millones de personas”.
Es difícil imaginar tal gentío en la emblemática Avenida Paulista, después de que en las últimas manifestaciones el mandatario solo reuniera unas cuantas decenas de miles en la ciudad más poblada del país.
Para Geraldo Monteiro, politólogo de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro, el presidente se juega “el todo por el todo” después de haber estirado la cuerda al máximo con sus ataques recurrentes al sistema electoral, la Corte Suprema y el Congreso.
“Hemos llegado a un punto en que cada cual tiene que mostrar sus armas, y eso es lo que el bolsonarismo va a intentar hacer. Le han puesto mucha energía a esa manifestación, solo falta saber si conseguirá un número significativo de personas en la calle”, opina.
Según él, esta jornada de movilización podría “marcar un punto de inflexión”. Si tiene éxito, Bolsonaro ofrecerá una “demostración de fuerza que puede darle más margen de maniobra” y un nuevo impulso para las elecciones presidenciales de 2022, en las que según los sondeos sería ampliamente derrotado por el expresidente izquierdista Lula da Silva, quien todavía no ha confirmado su candidatura.
Pero en caso de fiasco, el presidente estará “aún más acorralado”, con el riesgo de ser abandonado por sus aliados políticos y el mundo empresarial/Con información de AFP/Por Louis Genot.
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