En un lugar apartado en el sureste de Arizona, el río San Pedro fluye hacia el norte desde México y cruza la frontera de Estados Unidos bajo un majestuoso dosel de álamos altos.
El sinuoso camino del río es una puerta de entrada para la migración y un hábitat crítico para cientos de especies animales. La Sociedad Nacional Audubon de Arizona dice que el 40% de las especies de aves en América del Norte pasan parte de sus vidas en el río San Pedro en algún momento.
Pero la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos ve al río como una puerta de entrada natural para el contrabando de drogas y la inmigración ilegal.
En los últimos días del gobierno de Trump, las cuadrillas de construcción levantan rápidamente un muro de acero de casi 10 metros de alto de estilo bolardo a lo largo del lecho del río. Por lo general, el único sonido que escuchas es el viento azotando las hojas doradas en lo alto. Al caminar hacia el lugar en estos días, el ruido de las cuadrillas de construcción toma el control.
Los ambientalistas aseguran que el trabajo altera los patrones de migración que dependen del río.
Aduanas y Protección Fronteriza indican que los proyectos del muro fronterizo han pasado por «Planes de Administración Ambiental» para analizar y minimizar el impacto ambiental en el área donde se está realizando la construcción. Y esa parte del análisis de impacto ambiental incluye estudiar cómo la vida silvestre puede verse afectada por los proyectos.
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