Una de las cosas que llegan con la madurez, a medida de que aumentan los años, es sin duda el aumento de peso. Sientes que has alacanzado mucho, logrado metas, pero tu lucha con el sobrepeso se intensifica, sobre todo cuando pasas los 40.
Esto es porque la batalla contra el metabolismo ha comenzado y bajar o mantenerte en el peso ideal, puede resultar todo un reto. El cuerpo ya no quema grasas a tanta velocidad como lo hacía hace años y hay que poner mucha más atención a lo que ingerimos en la dieta diaria.
Sin embargo hay que tener en cuenta que la pérdida de peso saludable no tiene nada que ver con privarse de ciertos alimentos, ya que al final podría resultar contraproducente. Los especialistas manifiestan que esta tarea no tiene por qué ser una tortura, solo se necesita algo de fuerza de voluntad y sacrificio.
Aquí algunos otros consejos
1) No omitas los carbohidratos de tu dieta, redúcelos
Los carbohidratos son el combustible que el cuerpo necesita ya que proporcionan energía al organismo. Esta energía la obtenemos de ciertas fuentes de alimentos como: Fruta fresca, granos integrales y papas, están agrupadas con vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Eliminar los carbohidratos de la dieta privaría al cuerpo por completo de nutrientes importantes.
Entre los efectos secundarios que podrían presentarse por falta de estos son el estreñimiento, fatiga e irritabilidad.
Sin embargo después de los 40 es importante aprender a dosificar los carbohidratos. Expertos aconsejan optimizar la calidad de los carbohidratos que se comen, por ejemplo, pan integral, en lugar de pan procesado, disminuir el consumo de arroz y pensar en estos como un complemento más pequeño de las comidas, en lugar de constituyan el platillo.
2) Ser más amigos de las verduras
Hay que tener en cuenta de que las verduras no solo son buenas para adelgazar, sino también para llevar una vida saludable. Por ello la Organización Mundial de la Salud aconseja tomar al menos cinco piezas de fruta o verdura al día. Una de las más eficaces en los planes de adelgazamiento es la manzana. Rica en fibra, ácidos orgánicos y minerales. Muy útil en la salud gastrointestinal y sirve para adelgazar.
3) Ser cuidadoso con el alcohol
El consumo moderado de alcohol significa una bebida al día (y no, no se transfieren), lo que equivale a cinco onzas de vino, 12 onzas de cerveza o un trago de 1.5 onzas de licores destilados.
Si está bebiendo media botella de vino la mayoría de las noches, podría haber varios problemas en juego. Primero, el alcohol tiende a disminuir las inhibiciones y estimular el apetito, por lo que puede terminar comiendo más, a menudo sin pensar.
4) Consumir un poco de chocolate negro a diario
Consumir chocolate negro, como un tratamiento diario ayuda a frenar los antojos de alimentos dulces y salados. El chocolate negro también puede ayudar a reducir el estrés, un importante desencadenante emocional para comer. Un estudio encontró que comer aproximadamente una onza y media de chocolate negro al día durante dos semanas ayudó a reducir los niveles de hormonas del estrés en voluntarios que se calificaron a sí mismos como altamente estresados.
Cinco cuadrados de 70% de chocolate negro contienen menos de 250 calorías, pero proporcionan antioxidantes, fibra y magnesio, un mineral ligado a la relajación, un mejor sueño y un mejor estado de ánimo.
Saber que tienen un dulce de chocolate que esperar ha ayudado a muchos de mis clientes a transmitir otras golosinas menos satisfactorias y con más calorías y más carbohidratos. Extiéndalo a lo largo del día, o disfrute una onza de chocolate negro como parte de un ritual diario de «su tiempo».
4) No se deje impresionar con cualquier dieta
Cuando empezamos a probar todo lo que vemos en el internet corremos el riesgo de que nada nos haga efecto. Por ello, es mejor acudir donde un especialista que nos ayude a elaborar un plan de comidas que vaya acorde a lo que necesita nuestro organismo. Muchas especialistas y nutricionistas Egas no aconsejan seguir ningún régimen hermético y cerrado. Con una mentalidad equilibrada respecto a lo que comes, lo que implica no comer en exceso, ni tampoco demasiado frugal, con un enfoque nutritivo, no restrictivo.
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