TEGUCIGALPA, HONDURAS
Los colonizadores europeos tenían la costumbre de proteger los sitios que ellos consideraban importantes y parte de su territorio construyendo fortalezas, convirtiéndolas en un refugio de sus enemigos. A continuación te mostramos los fuertes y castillos puedes encontrar en Honduras.
Castillo Bogran
Localizado en Honduras en la parte Norte de la ciudad de Santa Bárbara, a aproximadamente 4 km de distancia.
Localizado en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Montaña de Santa Bárbara, esta reliquia histórica ha caído en un proceso de deterioro, pero aun así mantiene el encanto, la imponencia y el misterio de una edificación colonial que predomina sobre la ciudad. Es un punto ideal para ver el Cerro Guatemala, la parte Oeste del parque nacional y el centro de la ciudad de Santa Bárbara.
Sobre este castillo se tejen varias leyendas, particularmente la referida a la existencia de un inmenso túnel que conecta la Casa Bográn en el centro de la ciudad con el Castillo. Este edificio fue habitado por la familia del ex presidente Luis Bográn y estaba decorado con detalles europeos.
Fortaleza San Cristobal Gracias, Lempira
El Castillo San Cristobal, también llamado Fuerte San Cristobal es una imponente y a la vez hermosa edificación estratégicamente construída en la cima de una colina en la ciudad de Gracias, departamento de Lempira.
Desde la ciudad, el castillo con sus blancos muros luce espléndido en la cima del cerro, como si vigilara atento a todos los pobladores desde arriba.
El Castillo es un hermoso monumento histórico construido como fortaleza militar para defender la ciudad de los ejércitos enemigos que pretendieran invadirla.
Desde el Castillo, ubicado en lo alto del cerro San Cristobal se tiene una vista fenomenal de la ciudad y de las verdes montañas que la rodean. Y si lo visita de noche también quedará encantado porque esta bellamente iluminado.
Por su belleza y por ser una reliquia histórica de la zona, el Castillo de San Cristobal ocupa el puesto número 12 de las 30 Maravillas de Honduras.
Castillo Bellucci Tegucigalpa
El castillo fue construido por el doctor e ingeniero italiano, Alberto Bellucci, quien emigró a Tegucigalpa a principios del siglo XIX.
En el corazón de Tegucigalpa hay una “huella” italiana que evoca la llegada de los primeros emigrantes europeos a la capital hondureña, en el siglo XIX. Se trata del Castillo Bellucci, ubicado entre el barrio La Leona y La Ronda, en el centro histórico de la ciudad.
El 70 por ciento del inmueble de piedra está en ruinas. Sin embargo, al ver los recintos y un par de torreones que se mantienen “en pie”, los vecinos del sector sueñan con que el Estado adquiera el castillo y que este sea restaurado, para convertirlo en un museo de la historia tegucigalpense.
La hermosa obra arquitectónica fue construida por don Alberto Bellucci, ingeniero industrial y doctor en química y farmacia, quien nació en la provincia de Todi, Perugia, Italia, en 1884, y llegó a Honduras en 1913.
Bellucci fue docente de la Facultad de Ingeniería y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional; fundó la marmolería “La Italiana” y se desempeñó como cónsul de Italia en Honduras.
El capitalino Jorge Valladares, representante de los vecinos del barrio La Leona, relata que “don Alberto Bellucci, más o menos en el año 1924 a 1930 se instala en esta zona, que él decía que le recordaba mucho a las vistas de Italia”, pues todas las casas tenían rojizos tejados y no había edificios modernos.
El castillo fue construido por el doctor e ingeniero italiano, Alberto Bellucci, quien emigró a Tegucigalpa a principios del siglo XIX.
“Él, para el año de 1940 ya tenía terminado el Castillo Bellucci, pero la edificación, cuando él murió, que fue en 1967, quedó en manos de una hija que se había casado con un salvadoreño”.
Al morir Bellucci, a los 84 años, su castillo fue vendido en dos partes: una en la parte sur, “que son los apartamentos Bell, con un detalle bastante italiano y la parte norte que es esta, que es el castillo”.
Fortaleza de Santa Barbara
La Fortaleza de Santa Bárbara, conocida también como “El Castillo de Santa Bárbara” es una bella joya colonial ubicada en la ciudad de Trujillo, departamento de Colón.
El nombre de la fortaleza fue dado en honor a la Virgen de Santa Barbara, Patrona de los Artilleros.
Se desconoce la fecha exacta de la construcción de la Fortaleza de Santa Barbara, pero se estima que su edificación data de del año 1550. La Fortaleza de Santa Bárbara fue construida por los conquistadores Españoles en las faldas de los cerros Capiro y Calentura, sobre una pequeña cumbre desde donde se tiene una impresionante vista de la Bahía de Trujillo.
La Fortaleza se construyó con mano de obra indígena y su objetivo principal era defender las costas, el Puerto y las posesiones de los españoles de los piratas franceses, holandeses e ingleses que atacaban frecuentemente el poblado.
Entre los ataques más crueles que el pequeño pueblo de Trujillo sufrió por parte de los piratas están los siguientes:
- 1579 – Guillermo Parker se apodera de Trujillo y lo saquea completamente
- 1598 – Guillermo Parker y su compinche Sairley saquearon Trujillo en 2 ocasiones.
- 1622 – Piratas Franceses incendiaron el poblado de Trujillo
- 1633 – Piratas Holandeses invadieron, saquearon y quemaron Trujillo.
- 1636 – Los Piratas Holandeses invaden nuevamente Trujillo.
Debido a los constantes ataques los españoles se vieron forzados a abandonar el pueblo, no obstante los pobladores siguieron luchando hasta convertir a Trujillo en la linda ciudad que es en la actualidad. Al marcharse los españoles La Fortaleza de Santa Barbara quedó abandonada y comenzó a deteriorarse por el paso del tiempo.
Durante muchos años La Fortaleza de Santa Barbara fue utilizada como Cuartel Militar y prisión de Trujillo. Dentro de sus muros prestaron su servicio militar grandes hombres valientes de Honduras y otros menos honrosos pagaron aquí su condena por los delitos cometidos. El Cuartel dejo de funcionar en 1969, luego de la guerra con el Salvador.
Fortaleza San Fernando de Omoa
La Fortaleza San Fernando de Omoa es una construcción colonial defensiva del comercio en la segunda mitad del siglo XVIII.
Para el año de 1607 no podía decirse que existieran verdaderas fortalezas en la costa atlántica hondureña, sino más bien de unos puntos estratégicos con defensa de artillería montada en muros. Y no será sino hasta el año de 1629 que en la ciudad de Trujillo, Departamento de Colón, se tendrá referencia de un puesto defensivo con seis piezas de artillería.
Es en el siglo XVIII que se planifica la construcción de una Fortaleza en Trujillo, sin embargo en el año de 1740, el Ingeniero Luís Diez de Navarro (comisionado para la construcción de las fortalezas en la desembocadura del Río Matina en Costa Rica y en la Ciudad de Trujillo, Honduras) descarta esa posibilidad a favor de la construcción de la fortaleza en Omoa, ubicada en un lugar al occidente del Antiguo Puerto Caballos.
Entre 1743 y 1745, Diez de Navarro elaboró los planos y en el año de 1747 a falta de artillería para la defensa de la fortaleza en construcción se establece un puesto provisional, el cual llevó el nombre de “Recinto Fortificado El Real”. Actualmente se observan restos de los muros de piedra, argamasa estuco y medios baluartes, observándose también la puesta principal, en cuyos remates se esculpió el escudo real de Fernando VI (1746-1759).
El polo de desarrollo de Omoa lo constituyó la Fortaleza, cuyos alrededores están compuestos por estructuras periféricas tales como el horno de cal; el foso seco, elemento característico que lo hace diferente al resto de fortificaciones en el mar caribe; el pozo situado en el exterior de la Fortaleza, al oeste del horno de cal; el Recinto El Real, donde se localizan los almacenes del Rey; los hornos de cal y ladrillo de milla tres, de evidente procedencia colonial dado su diseño, material constructivo y el enladrillado; las estructuras coloniales de la loma y el pueblo mismo. En la loma se levanta la residencia del gobernador, en la parte noroccidental y el pueblo –que fue reconstruido después del incendio de 1779 con la misma disposición general, pero con aparente reorganización de los barrios- que es plano y a cuyas espaldas se eleva una cadena de altas montañas que siguen al oeste y se unen con la Sierra madre en el departamento de Intibucá.
En el aspecto arquitectónico, la Fortaleza San Fernando de Omoa, es una innovación en el diseño militar, se hizo de lado el clásico castillo de cuatro baluartes de probada excelencia estratégica para dar paso a un diseño controversial pero que presentaba una clara ventaja económica.
El fuerte, por su traza triangular, dentro de la fortificación abaluartada no era recomendada por los tratadistas y solamente era aceptable en el caso de que el sitio no permitiera otra figura. Los ángulos en este tipo de construcción son muy agudos y pueden ser cortados por fuegos de artillería con mucha facilidad, así que era traza inepta para fortificarse.
En 1778 los Ingenieros Simón Desnaux y Juan Dastié hicieron un reconocimiento de la obra y concluyeron que:
Habían variaciones con respecto al plano original pero favorables a la solidez del fuerte.
Las obras de base no eran buenas por la debilidad del terreno y las arenas flojas.
Oponían que la Fortaleza no era apta para resistir serios ataques de los enemigos; existía pues una falta de confianza en la resistencia técnica de la obra.
Los terraplenes no estaban terminados.
Se había aplicado un procedimiento defectuoso en la construcción de las bóvedas, de las construidas, tres no reunían condiciones exigibles, las aguas lluvias se filtraban y provocaban humedad.
A pesar de las dificultades defensivas este fuerte resistió los ataques.
La Fortaleza de San Fernando de Omoa por ser una edificación de valor histórico y antropológico, es declarada Monumento Nacional según Acuerdo Ejecutivo No. 170 del 20 de marzo de 1987, esta declaración incluye además de las construcciones coloniales de La Loma, La Casa de la Comandancia, El Recinto El Real, el Cementerio de la Fortaleza y Los Hornos de Milla Tres, el entorno natural como ser: la Laguna de Centeno y todos los manglares.
La Fortaleza de San Fernando de Omoa cuenta con un centro de visitantes que alberga las instalaciones administrativas, un moderno Museo y una tienda de artesanías.
Abierto de Lunes a Viernes de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
Sábado y Domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
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