Katharina Grosse nació en 1961 y estudió en la Kunstakademie de Dusseldorf entre 1982 y 1990. Es una de las pintoras más relevantes de su generación desde que a mediados de los años noventa comenzara a ser reconocida por su peculiar concepción de la pintura y el soporte.
Ella empezó pintando a la manera de los pintores “colour field”, pero en vez de superficies sutiles de orden extático, comenzó a combinar gamas de colores de carácter antitético, es decir opositor, lo cual generaba consecuentemente duros enfrentamientos cromáticos.
Pronto pasó a pintar en formatos más grandes y a intervenir en arquitecturas. Un buen ejemplo es su intervención en aquel gran «billboard» de Auckland en la que esa superficie tan sutil y tan cálida aparecía sesgada por los abruptos embates de otras tonalidades, por lo general opuestas. Sus obras constituyen uno de los mejores ejemplos de la expansión espacial de la pintura en la actualidad.
Además, utilizó la misma técnica en contextos diferentes, solapando en un mismo soporte la técnica del spray con la del pincel, más convencional. De este modo entran en juego cuestiones como la construcción de la imagen y la activación del espacio, cuestiones centrales en la pintura contemporánea.
«Infinite Logic Conference»
(Foto: Magasin 3)
La primera exposición se titula “Infinite Logic Conference”. Grosse actúa sobre la arquitectura del centro de Estocolmo, en dos de sus pisos; también pintó sobre lienzos de hasta doce metros de longitud. Por primera vez incluyó objetos como una cama, ropa o libros sobre los que también pintó. Es una obra que podríamos decir orgánica, que crece y queda diseminada por toda la superficie en abrumadoras extensiones con amplios abanicos de tonos y texturas.
Muchas de las obras y exposiciones últimas de la artista están sumidas en una dimensión temporal en tanto que resultan perecederas. La duración de estas obras es limitada pues estas mueren cuando termina la exposición. Ella es consciente de eso y de la tendencia a identificar sus obras más en una línea Pop que en una onda monumental más cercana a la pintura tradicional.
De igual manera, es una pintura que ha de enmarcarse en los diferentes contextos en los que se expone y que, por tanto, adquiere un notable carácter narrativo. A pesar de su evidente apariencia abstracta, Katharina Grosse asume así un cierto compromiso con el lugar y con el arte.
(Foto: volkswagen-newsroom)
COMENTARIOS