Los influencers iraníes Shabnam Shahrokhi y Ahmad Moin Shirazi fueron condenados el jueves en ausencia por el régimen iraní. El motivo fue nada menos que los contenidos publicados en sus redes sociales. La teocracia chiíta los acusó de “propaganda contra el régimen”, publicar contenido “obsceno y vulgar” y difundir «corrupción moral”.
En el caso de Shabnam Sharokhi, la justicia ha sido particularmente dura: dieciséis años de prisión, 74 latigazos y tres meses de trabajos voluntarios, todo por sus fotografías haciendo ejercicio sin velo, sus publicaciones sobre su familia y, en poquísimas ocasiones, tratar cuestiones sociales o políticas.
Ahmad Moin Shirazi, por su parte, recibió “apenas” de nueve años de prisión por compartir publicaciones en su perfil denunciando la corrupción de las autoridades, la pobreza y la falta de libertad en el país, pero también por las muestras de amor realizadas hacia su esposa.
“Me llamaron corrupto”, dijo Shirazi al diario español ABC. “Pero lo peor para ellos fueron las fotos de Shabnam sin velo al lado de mi madre. No podían soportar la idea de que la gente empiece a pensar que ambos géneros, velados y descubiertos, pueden coexistir en Irán”, añadió.
Al compartir con sus seguidores las condenas que habían recibido, Shabnam Shahrokhi escribió: “Intentamos ser ciudadanos responsables, encontrar el estilo de vida correcto… Fuimos acusados de disfrutar nuestra paternidad”.
Sin embargo, no es la primera vez que la familia tiene problemas con la justicia iraní. Un episodio similar anterior los había obligado a abandonar el país junto a su familia y mudarse a Turquía.
“Un día a principios del verano de 2019, recibí una llamada oculta en mi teléfono”, contó Ahmad Moin Shirazi al francés Le Monde. “Nadie, excepto el sistema, tiene acceso a esta opción en Irán. Supe de inmediato que era un mal presagio”.
La llamada era del Ministerio de Inteligencia, que los convocaba a ambos para interrogarlos. Según Shirazi aseguró, durante las cuatro horas que duró el interrogatorio supieron que las autoridades tenían acumuladas entre 500 y 1.000 páginas de información sobre ellos.
Tras pasar una noche en prisión y a la espera de un juicio, la pareja salió en libertad con el pago de la fianza. Meses más tarde, decidieron huir a Turquía con sus hijos: “Salimos con solo cinco maletas. Dejamos diez años viviendo juntos en Irán: nuestro negocio, nuestra casa y las personas que nos son queridas”.
Ahora, ante esta nueva condena, su defensa adelantó que intentará apelar el veredicto.
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