Tan pronto como Juan Guaidó se juramentó presidente interino de Venezuela el 23 de enero de 2019, Estados Unidos estuvo entre los primeros países en reconocerlo políticamente.
Ese mismo día, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió un comunicado en el que ofrecía apoyo para la “transición hacia un gobierno democrático con elecciones libres”.
Pero un objetivo de esta envergadura no podía llevarse adelante con las arcas vacías.
Supuesta captura
Pero ese era apenas el comienzo de una relación que se mantiene en el tiempo a pesar de los embates, incluyendo el último episodio, protagonizado por un supuesto grupo armado integrado por venezolanos y estadounidenses que -según ellos- buscaba capturar al cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y a varios de sus colaboradores. Para quienes están en el poder, era algo más amplio: un intento de golpe de Estado.
En entrevista a CNN, Carlos Vecchio, embajador de Juan Guaidó en Estados Unidos; descartó que las relaciones entre Washington y los representantes de Guaidó se hubiesen visto afectadas. “Estamos bien, porque digamos que después de todo esto, (EE.UU.) sabe que esa es una operación que, para poder hacer lo que se hizo, tenía que estar infiltrada y empujada por el propio gobierno (de Maduro)”.
Pero más de un año antes de este incidente, el 25 de enero de 2019; se dio a conocer la autorización a Guaidó para controlar las cuentas del gobierno o del Banco Central de Venezuela; depositadas en el Banco de la Reserva Federal en Nueva York u otra institución bancaria asegurada en Estados Unidos.
En la práctica, esto significó el acceso a recursos que superan los US$ 340 millones y que solo pueden ser movilizados con una previa autorización de la Asamblea Nacional en Caracas y del Departamento del Tesoro en Washington, según afirmó Vecchio.
El acuerdo apenas entró en vigor en abril de 2020; cuando el gobierno de Guaidó logró obtener ese monto tras ser recuperado de una operación de canje de oro que tenían con una institución bancaria privada en Estados Unidos.
De acuerdo con la explicación que le dio el economista Francisco Rodríguez a CNN en una entrevista; el Banco Central de Venezuela (BCV) había acordado en 2015 un préstamo con Citibank por más de US$ 1.100 millones; y dio en garantía oro de las reservas internacionales.
El gobierno del cuestionado presidente Nicolás Maduro se retrasó en el pago parcial de los compromisos adquiridos; que debía cumplirse en marzo de 2019.
La salida que encontró el banco fue liquidar el oro para cobrarse toda la deuda de una vez; “pero como había una diferencia entre el valor de la garantía y el monto por el cual se hizo el préstamo; esa diferencia le correspondía a la República”, explicó Rodríguez; quien aclara que cuando se refiere a la República se trata de Guaidó y a su delegación.
El acuerdo fue, entonces, transferir esa diferencia a una cuenta de la Reserva Federal que quedara en manos de la Asamblea Nacional presidida por Guaidó.
El BCV protestó la medida, calificándola de “despojo de sus recursos financieros”. Pero la decisión ya estaba tomada. Esa diferencia son los más de US$ 340 millones que representan el principal presupuesto con el que cuenta el gobierno de Guaidó, confirmó Vecchio.
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