El psicólogo social Jonathan Haidt probablemente se ha convertido en las últimas semanas en un tipo bastante impopular entre los adolescentes.
Su nuevo libro, ¨La generación ansiosa: cómo el gran recableado de la infancia está causando una epidemia de enfermedad mental¨, esencialmente pide una revolución en la forma en que los padres administran los teléfonos inteligentes y las redes sociales a sus hijos adolescentes.
En pocas palabras, Haidt escribe que los niños deberían tener poco o ningún acceso a cualquiera de ellos hasta que cumplan 16 años.
Si bien algunos han cuestionado la ciencia detrás de la tesis de Haidt, Haidt sostiene que la perspectiva se basa en años de investigación: investigaciones que describen los crecientes problemas de salud mental entre preadolescentes y adolescentes estadounidenses, y estadísticas que indican que muchos adolescentes en Estados Unidos ya están deprimidos o ansiosos en de alguna manera.
Su nuevo libro, ¨La generación ansiosa: cómo el gran recableado de la infancia está causando una epidemia de enfermedad mental¨, esencialmente pide una revolución en la forma en que los padres administran los teléfonos inteligentes y las redes sociales a sus hijos adolescentes.
La Asociación Estadounidense de Psicología se hizo eco de su preocupación en un nuevo informe que denuncia que las plataformas de redes sociales tienen diseños que son ¨intrínsecamente inseguros para los niños¨. El informe de la APA, publicado el martes, dice que los niños no tienen ¨la experiencia, el juicio y el autocontrol¨ para manejarse en esas plataformas. La asociación dice que la carga no debería recaer exclusivamente en los padres, las tiendas de aplicaciones o los jóvenes: tiene que recaer en los desarrolladores de la plataforma.
Pero los padres probablemente no puedan contar con los desarrolladores, lo que lleva a la discordante conclusión de Haidt: estamos en un punto de inflexión como sociedad, y si los adultos no toman medidas, podrían poner en riesgo la salud mental de todos los jóvenes de forma indefinida.
Haidt, profesor Thomas Cooley de Liderazgo Ético en la Escuela de Negocios Leonard N. Stern de la Universidad de Nueva York, ha pasado innumerables horas publicitando el mensaje del libro desde su publicación el 26 de marzo.
Jonathan Haidt: Los niños siempre tuvieron una infancia basada en el juego, pero gradualmente dejamos que eso se desvaneciera debido a nuestros crecientes temores de secuestro y otras amenazas en las décadas de 1980 y 1990. Lo que surgió para llenar todo ese tiempo fue la tecnología. En la década de 1990, pensábamos que Internet iba a ser el salvador de la democracia. Iba a hacer que nuestros hijos fueran más inteligentes. Como la mayoría de nosotros éramos tecnooptimistas, en realidad no dimos la alarma cuando nuestros hijos empezaron a pasar cuatro, cinco, seis y ahora siete o nueve horas al día frente a sus teléfonos y otras pantallas.
El argumento básico del libro es que hemos sobreprotegido a nuestros hijos en el mundo real y los hemos subprotegido en línea. Y en ambas mitades, puedes ver cómo lo hicimos pensando que todo estaría bien. Nos equivocamos en ambos puntos.
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