La mayoría de los humanos pertenece a uno de estos cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB u O.
Normalmente, tu tipo de sangre hace muy poca diferencia en la vida diaria, excepto si necesitas una transfusión.
Sin embargo, las personas con tipo A de sangre pueden tener un mayor riesgo de contraer covid-19 y desarrollar síntomas severos, sugiere una investigación reciente, mientras que las personas con sangre tipo O tienen un riesgo menor. Los resultados de este estudio siguen la evidencia de investigaciones anteriores de que ciertos grupos sanguíneos son más vulnerables frente a otras enfermedades como el cáncer.
Aún se desconoce en gran medida por qué tenemos distintos tipos de sangre y qué propósito sirven, y se sabe muy poco sobre sus vínculos con virus y enfermedades. Desbloquear el papel que juegan los tipos de sangre potencialmente podría ayudar a los científicos a comprender mejor el riesgo de sufrir enfermedades para las personas de diferentes grupos sanguíneos.
“Creo que es fascinante, la historia evolutiva, aunque no creo que tengamos la respuesta de por qué tenemos diferentes tipos de sangre”, dijo Laure Segurel, genetista de la evolución humana e investigadora del Museo Nacional de Historia Natural de Francia.
Por qué importan
Los tipos de sangre fueron descubiertos en 1901 por el inmunólogo y patólogo austriaco Dr. Karl Landsteiner, quien luego ganó un Premio Nobel por su trabajo. Al igual que otros rasgos genéticos, el tipo de sangre se hereda de los padres.
Antes del descubrimiento de los grupos sanguíneos, una transfusión, un procedimiento común que ahora salva vidas, era un proceso de alto riesgo. El médico pionero James Blundell, que trabajó en Londres a principios de 1800, le hizo transfusiones de sangre a 10 de sus pacientes y solo la mitad sobrevivió.
Lo que no sabía es que los humanos solo deberían obtener sangre de otros ciertos humanos.
Aquí está el porqué: el sistema de grupos sanguíneos ABO se identifica por los anticuerpos, parte del sistema de defensa natural del cuerpo, y los antígenos, una combinación de azúcares y proteínas que cubren la superficie de los glóbulos rojos. Los anticuerpos reconocen cualquier antígeno extraño y le dicen a tu sistema inmunológico que lo destruya. Es por eso que dar a alguien sangre del grupo equivocado puede poner en peligro su vida.
Por ejemplo, tengo sangre tipo A+. Si un médico me inyectara accidentalmente tipo B, mis anticuerpos lo rechazarían y trabajarían para descomponer la sangre extraña. Como resultado, mi sangre se coagularía, interrumpiría mi circulación y me causaría sangrado y dificultades para respirar, y potencialmente moriría. Pero si recibiera sangre tipo A o tipo O, estaría bien.
Tu tipo de sangre también está determinado por el estado Rh, una proteína heredada que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. Si lo tienes, eres positivo. Si no, eres negativo.
La mayoría de las personas son Rh positivo, y pueden obtener sangre de tipos de sangre compatibles que sean negativos o positivos. Pero las personas con sangre Rh negativo normalmente sólo deben obtener glóbulos rojos Rh negativos (porque sus propios anticuerpos pueden reaccionar con los glóbulos sanguíneos del donante incompatible).
Eso nos deja con ocho posibles tipos de sangre primaria, aunque hay algunos otros más raros.
Rompecabezas evolutivo
No solo los humanos tienen tipos de sangre, al menos 17 tipos diferentes de primates también, incluidos los chimpancés y los gorilas. Los biólogos evolutivos han descubierto que los tipos de sangre son antiguos, y se remontan a 20 millones de años a un ancestro lejano que compartimos con los primates.
“Muchas especies de primates … también tienen las diferencias de ser A, ser B, ser AB”, dijo Segurel. “Ya sea un gran simio o un nuevo mono, es bastante curioso que se hayan encontrado o mantenido las diferencias en tantas especies distintas”, agregó.
Es poco probable que los tipos de sangre hayan durado tanto tiempo por casualidad. Deben darnos algún tipo de ventaja evolutiva, dijo Segurel.
El gen del tipo sanguíneo ABO no solo influye en nuestra sangre. También es activo en una variedad más amplia de tejidos y órganos, incluido nuestro sistema digestivo o respiratorio, explicó Segurel. Esto puede ser importante cuando nuestros cuerpos enfrentan infecciones con diferentes tipos de sangre que nos ofrecen protección contra diferentes patógenos y enfermedades.
“El interés evolutivo de mantener estos tipos (de sangre) podría no estar relacionado con su función en la sangre sino con su función en los tejidos respiratorios o digestivos”, dijo. “Son los dos lugares donde tienes más contacto con virus y bacterias: los lugares donde se inhala el aire y el tejido digestivo”, explicó.
Tomada de CNN en Español
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