Prendas de vestir que se hacen más suaves con el lavado, aceites para masajes, cremas que devuelven la longevidad a la piel entre otros productos, hacen parte de un largo listado de desarrollos, que son apenas la punta del iceberg de lo que hoy, algunos industriales en el negocio del cannabis en Colombia como Flora Growth, han logrado sacar al mercado.
Si bien muchos de estos productos se comercializan internamente, una gran cantidad ha comenzado a ganar territorio fuera del país. Pero este fenómeno es apenas un tímido acercamiento a lo que es una industria robusta, que aunque mueve a nivel mundial –entre productos medicinales y recreativos– de 4.200 a 5.200 millones de dólares al año, hoy busca enriquecer los conocimientos desde el ámbito jurídico, pasando por la innovación industrial, farmacéutica y del cultivo.
Pensando en esto, reconocidas instituciones a nivel nacional se han dado a la tarea de desarrollar programas académicos dirigidos no solo a los interesados en el tema, sino también a empleados de este sector y funcionarios del gobierno nacional. Así lo dio a conocer recientemente el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), institución, que bajo el apoyo del Estado dio apertura al programa de formación ‘Operario en manejo del cultivo de cannabis para uso medicinal e industrial’ dirigido a los equipos técnicos, con el fin de ampliar sus conocimientos en el cultivo, la aplicación de agroinsumos, operación de equipos y herramientas, el control de plagas, riego y el diligenciamiento de registro y reporte de novedades.
Pero éste programa no solo es el resultado de dos años de trabajo, sino también, en palabras de Gabriel Espinosa Bennedetti, asesor de la Presidencia de la República de Colombia, es la respuesta a la identificación “de los cuellos de botella y los problemas de la industria del cannabis, regulatorios y de capital humano, para buscar soluciones que potencialicen el sector emergente”.
Aunque este es el primer programa dirigido a operarios, no es la única iniciativa con la entidad se lanza al agua con programas pedagógicos. Según Nidia Gómez, directora de formación profesional, desde 2019 el Sena viene ofertando formación complementaria en “Manejo Técnico del cultivo de Cannabis” con una duración de 240 horas. “Esta formación se ofertó para empresarios y técnicos de las empresas productoras de cannabis medicinal; sin embargo, no se tenía un programa específico para los operarios de los cultivos, de ahí la necesidad de tener un nuevo diseño que permitiera responder a las demandas de los empresarios”, dijo en diálogo para Infobae Colombia.
Sin embargo, esta nueva ola de pedagogía no ha llegado sola, es también una respuesta a una arquitectura legislativa que a partir de la Ley 13 de 1974 que insertó la convención de 1971, fue cocinándose a fuego lento hasta lograr que este año se firmara la ley del cáñamo (Ley 2204 del 10 de mayo de 2022), la cual da las pautas para el uso industrial y científico del cañamo en Colombia.
Pero si bien, jurídicamente se ha avanzado en el tema, también es cierto que desde que surgió el Decreto 2467 de 2015, –que comenzó a permitir la gestión de licencias–, surgieron nuevas necesidades entre los funcionarios pues para muchos existía confusión.
Para contrarrestarlo, el gobierno nacional comenzó un ejercicio de pedagogía y como parte de este, Diana Paola Valenzuela, directora jurídica de Anandamida Gardens, fue convocada para contribuir en la formación de funcionarios de entes como Fiscalía General de la Nación, Medicina Legal, Policía e Invima, para que desde lo fiscalizador y desde el fomento, pudieran comprender una regulación copiosa, que así como la misma industria, se mueve y evoluciona.
“Toda esa robustez legislativa debía ser digerida por las entidades de control, sobre todo para entender que ya había suficiente seguridad jurídica, para que ellos dejaran de actuar con tanta prevención”, cuenta Valenzuela.
Sin embargo, explica que por ahora, una gran parte de la energía se ha concentrado en una arquitectura regulatoria y aún es necesario continuar trabajando en el fomento a partir de un balance entre los organismos fiscalizadores y los encargados del desarrollo agro industrial pues solo así, “vamos a empezar a quitarnos las gafas del prohibicionismo y aprovechar las ventajas tanto económicas, medicinales y sociales que otorga una planta con tantos usos y que es tan versátil como la marihuana”, dijo en diálogo para Infobae Colombia.
Al alcance de la gente
Para los empresarios de cannabis medicinal contar con personas preparadas y con competencias en el manejo técnico de esta especie es indispensable, sin embargo, lo anterior no solo ha despertado la necesidad de conocimiento de los empresarios y funcionarios del gobierno, también ha sido vista como una oportunidad para personas del común, cada vez más interesadas en el campo.
Es por esto que desde 2018, la Universidad Nacional de Colombia se convirtió en la pionera en este tipo de estudios. Desde la Facultad de Ciencias Agrarias se abrió el diplomado en ‘Producción de cannabis medicinal’, un programa que partiendo de los intereses de las personas busca proporcionar las herramientas para el manejo adecuado del cultivo y transformación de cannabis con fines medicinales y de la industria emergente.
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