Científicos belgas del Instituto Flamenco de Biotecnología (VIB) de Gent y la asociación Amarant utilizarán antiguas obras de la historia del arte para analizar las modificaciones genéticas de las plantas actuales, y para ello han pedido ayuda a los amantes de la pintura y la escultura.
“Es realmente sorprendente ver cómo los artistas del detalle han representado la diversidad en nuestra comida a lo largo de las épocas, y cómo ahora podemos usar nuestro conocimiento de los genomas para conectar la apariencia de una planta con los cambios genéticos espontáneos”, señaló en un comunicado el genetista del VIB Ive De Smet.
Muchas de las plantas de consumo humano han sido domesticadas y mejoradas a partir de un ancestro salvaje, lo que a menudo se ha traducido en una apariencia muy diferente como frutas más grandes o tallos sin espinas, indican los investigadores a cargo de un proyecto lanzado esta semana.
Hay varias ventanas por las que asomarse al pasado vegetal, como la arqueología o la literatura, pero tienen sus limitaciones.
“Los tejidos blandos no siempre se conservan bien, y aunque los rastros de ADN son muy útiles, no nos proporcionan una imagen clara de cómo se veía la planta”, explican en el VIB sobre la arqueología botánica.
Otra vía para rastrear el pasado genético de las plantas y la evolución de su apariencia es recurrir a la literatura antigua, pero tampoco soluciona el problema porque los escritores suelen mencionar las plantas de su época pero generalmente no detallan su aspecto, añaden.
Sin embargo, las artes plásticas como la pintura y la escultura ofrecen nuevas posibilidades.
“A lo largo de los siglos, muchos artistas han representado alimentos a base de plantas, a menudo con detalles exquisitos. Esto nos da una gran base de datos histórica de la aparición de frutas, verduras, legumbres, granos, nueces y semillas”, concluyen en el Instituto Flamenco de Biotecnología.
Los investigadores subrayan que el uso del arte histórico no está exento de desafíos, pues dependiendo del estilo y la perspectiva, la apariencia de los alimentos a base de plantas puede ser significativamente diferente de su apariencia real, mientras que la relativa rareza de ciertos alimentos también hace que sea menos probable que hayan sido representados.
“Usar la historia del arte como ciencia auxiliar es una forma realmente divertida de contribuir a nuestra comprensión del origen de nuestra alimentación diaria, su cultivo y, en última instancia, el desarrollo de las civilizaciones en general”, declaró el experto en historia del arte David Vergauwen, otro de los investigadores que han impulsado la iniciativa.
El primer paso en el proyecto será elaborar un amplio catálogo y para ello han solicitado a quienes visiten museos donde vean cuadros antiguos que tomen fotografías de los mismos y de la descripción de la obra y envíen la información por correo electrónico al Instituto Flamenco de Biotecnología.
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