El presidente chino Xi Jinping prometió este lunes compartir una eventual vacuna y consagrar 2.000 millones de dólares al combate mundial de la COVID-19. En un mensaje en vídeo difundido en Ginebra durante la 73ª Asamblea Mundial de la Salud, el mandatario chino se mostró favorable a una «evaluación completa» e «imparcial» de la respuesta mundial al nuevo coronavirus una vez que se haya controlado la epidemia.
La asamblea de la Organización Mundial de la Salud, que se realiza por videoconferencia por primera vez en su historia, analiza una resolución presentada por la Unión Europa que exige una «evaluación imparcial, independiente y completa» de la respuesta internacional a la crisis del coronavirus. El ministro chino de Relaciones Exteriores dejó entrever el lunes que los diplomáticos chinos votarán a favor del texto. Queda saber si Estados Unidos dará su visto bueno al texto, que no exige una investigación inmediata sobre el origen del virus o sobre las acciones que emprendió la OMS frente a la pandemia.
Xi, que refutó las acusaciones de haber encubierto inicialmente la gravedad de la pandemia, aseguró que su país «siempre» mostró «transparencia» y «responsabilidad» ante la epidemia. Pekín denuncia la «politización» de este asunto, y a menudo recuerda que el «paciente cero» de COVID-19 no ha sido encontrado y que «no tiene por qué ser chino».
Preocupado en acallar las críticas occidentales sobre la gestión de la epidemia, Pekín se ha colocado como un actor ineludible en la carrera a una vacuna y alienta a las instituciones públicas y compañías privadas a acelerar la investigación. El viernes se aseguró desde China que cinco vacunas están en fase de experimentación en el hombre. Si China llega a encontrar una vacuna, la convertirá en un «bien público mundial», accesible y asequible en los países en desarrollo, prometió Xi.
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