Tegucigalpa, Honduras. La violencia doméstica es una amenaza grave para muchas mujeres, este tipo de maltrato se manifiesta de muchas formas: abuso emocional, sexual y físico. Honduras registra cifras alarmantes, según un informe del Observatorio de violencia contra las mujeres 2021 del Centro de Derechos de Mujeres (DCM), de enero a febrero de 2021 registran 5,229 denuncias.
De acuerdo al análisis el Sistema Nacional de Emergencia del 911, recibió, 3,745 llamadas por violencia intrafamiliar, 53 por violación y 46 por acoso sexual y entre enero y febrero.
Asimismo, el informe infográfico número siete sobre muerte violenta de mujeres y femicidios en Honduras del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV), reveló que cada 17 horas con 36 minutos una hondureña perdió la vida de forma violenta, nueve horas menos entre cada hecho en comparación con el año anterior, contabilizándose hasta el 6 de marzo, 63 asesinatos.
Además, el documento detalla que la mayoría se crímenes (54.5%) fueron cometidos con arma de fuego y, en segundo lugar, con arma blanca. El 42.4% de las víctimas eran menores de 30 años, con mayor incidencia en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés, Olancho, Comayagua y Santa Bárbara.
La representante del CDM, Gilda Rivera, manifestó que “Honduras, aunque con avances formales y de reconocimiento, sigue estando al inicio de la lista de los países en los cuales las mujeres son asesinadas brutalmente por el hecho de ser mujeres. Siempre vemos cómo la brecha entre la letra escrita y la realidad en vez de disminuir con los años tiende a incrementar. Si bien es cierto, las violencias también afectan a los hombres, en las mujeres se han naturalizado y la sociedad las reproduce, las estimula y muchas veces pasan desapercibido”.
UNA DEUDA DE DERECHOS HUMANOS
En ese sentido, recordó la deuda histórica del Estado con las mujeres en materia de derechos humanos, especialmente con el derecho a una vida libre de violencia, lo cual, continuó, se traduce en la manifestación de relaciones de poder desiguales con respecto a los hombres y con impacto negativo en la vida de quienes la viven, de quienes logran sobrevivir y también de quienes mueren asesinadas, de sus familias y su comunidad.
“Esta violencia machista no distingue posición social, edad o nivel educativo, los datos evidencian que las principales víctimas son mujeres empobrecidas, mujeres con pocos estudios formales, desempleadas o con empleos muy precarios, muchas de ellas madres solteras con varios hijos y el índice de impunidad supera el 95%, adicional a los hechos no denunciados”, dijo.
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