La Policía de Guatemala dispersó el lunes una caravana con miles de migrantes hondureños, apostados durante el fin de semana en una carretera en el poblado de Vado Hondo (este), y terminó de ahuyentarlos con el uso de bombas lacrimógenas.
El contingente policial avanzó con fuerza sobre la masa, haciendo un fuerte ruido mediante el golpe de sus macanas contra escudos, logrando que unos 4.000 migrantes retrocedieran y otros corrieran hacia los lados, dispersándose dentro del pueblo, pero aún en territorio guatemalteco.
En su huida, varios de los caminantes trataron de lanzar piedras a la policía, que respondió lanzando gases lacrimógenos para seguir alejándolos en dirección a la frontera con Honduras, ubicada a unos 50 kilómetros.
La operación policial puso a correr a muchas familias, entre ellas madres con niños pequeños. «Yo voy con mi hijo, yo en Honduras no tengo donde vivir», dijo una mujer al canal Guatevisión, tras la estampida, tomando aliento al lado de un poste.
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