La Unión Europea no quiere quedarse atrás respecto a Estados Unidos o China en la carrera mundial por la vacuna contra el coronavirus. En Bruselas temen que si el remedio contra la pandemia se encuentra en estos dos países, tanto Donald Trump como Xi Jinping querrán reservarlo en una primera fase para sus ciudadanos, en detrimento de los europeos y del resto del planeta. Por eso, la Comisión Europea ha presentado este miércoles su estrategia para acelerar el desarrollo y la fabricación de la vacuna en la UE.
La estrategia de Bruselas consiste en firmar acuerdos anticipados de compra con las farmacéuticas que están desarrollando las iniciativas más prometedoras. Se trata de adelantar financiación a los fabricantes para costes de I+D y de producción a cambio del derecho a adquirir un determinado número de dosis en un periodo dado y a un precio pactado si al final desarrollan una vacuna exitosa. El objetivo es acelerar la disponibilidad en un plazo de entre 12 y 18 meses, cuando normalmente se tardarían 10 años.
El dinero facilitado se considerará un pago a cuenta de las vacunas que los Estados miembros compren realmente. Pero también puede ocurrir que las vacunas candidatas que hayan recibido apoyo de la UE fallen durante los ensayos clínicos. De hecho, la tasa de éxito normal está entre el 20% y el 40%. Lo que el Ejecutivo comunitario quiere hacer es invertir en varios proyectos para maximizar las posibilidades de éxito.
La financiación correrá a cargo del Instrumento para la Prestación de Asistencia Urgente de la UE, cuya dotación asciende a 2.700 euros, de los cuales ya se han consumido alrededor de 300. Es decir, Bruselas adelantará más de 2.000 millones de euros a las farmacéuticas a cambio de tener una garantía de suministro de la vacuna contra el Covid-19 para todos sus Estados miembros. Si se necesita más dinero, se recurrirá a financiación del Banco Europeo de Inversiones.
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