La fuerte ola de contagios de COVID-19 que está afectando a Bolivia en las últimas semanas ha obligado a las autoridades a retomar medidas como la cuarentena rígida para contener la propagación del virus en algunas regiones, una decisión también asumida por Argentina, que volvió a esta medida luego de 14 meses.
Debido al flujo comercial entre ambos países, es importante considerar las disposiciones a nivel bilateral, aunque en este momento no se tenga una afectación directa, explicó a la Voz de América el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez.
“Está operando con normalidad el intercambio, no está afectando la cuarentena rígida en Argentina, desde el punto de vista que hay un obstáculo cumpliendo las formalidades que conlleva la bioseguridad establecida en ambos países, está habiendo el tránsito de la mercadería”, dijo Rodríguez.
Aunque las autoridades sanitarias insisten en que las restricciones deben ser más estrictas para evitar el colapso en los hospitales, varios sectores del comercio formal lamentan las pérdidas derivadas de la reducción de los horarios de funcionamiento de las empresas y del transporte terrestre en general.
Los choferes reclaman que estas medidas perjudican su reactivación.
“Nosotros estamos queriendo evitar las restricciones porque estamos recién reactivándonos y ya debemos pagar el próximo mes al banco, entonces debemos ganar para estas deudas”, dijo un representante de transportistas en La Paz.
En Bolivia la decisión de asumir cuarentenas rígidas corresponde a las alcaldías y gobernaciones, y Santa Cruz y Cochabamba son los departamentos más afectados y tienen en este momento las medidas más estrictas.
Sin embargo, a nivel nacional, el Gobierno descartó esta medida porque significaría un “perjuicio para la economía de la población”.
Según la Cámara Gastronómica de Santa Cruz, las nuevas medidas de restricción vehicular afectarán seriamente al sector con una caída del 90% en los restaurantes que atienden en horarios nocturnos.
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