Los Ángeles (EE.UU.). El presidente de EE.UU., Joe Biden, intentó generar unidad entre los asistentes a una Cumbre de las Américas marcada por su decisión de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua, que ha derivado en notables ausencias de líderes de otros países.
Sin referirse directamente al origen de la polémica -su veto a los tres países que no considera democráticos-, Biden convirtió su discurso en la inauguración de la cumbre en un alegato a favor de la democracia, un sistema de gobierno que, dijo, está «bajo asalto» en el mundo.
«Volvamos a unirnos y renovemos nuestra convicción de que la democracia no solo es el rasgo definitorio de la historia americana, sino un ingrediente esencial de los futuros americanos», pidió el presidente estadounidense en la ceremonia de apertura de la IX Cumbre de las Américas, que se celebra en Los Ángeles.
POLÉMICA REGIONAL
Ese mensaje buscaba revitalizar una cita que comenzó deslucida, con las ausencias de los presidentes mexicano, Andrés Manuel López Obrador; boliviano, Luis Arce; y hondureña, Xiomara Castro; entre otros.
Todos ellos decidieron enviar en su lugar a sus respectivos cancilleres como protesta por la decisión del país anfitrión, Estados Unidos, de no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua con el argumento de que no encajan con los valores democráticos de la cumbre.
La Cumbre de las Américas, iniciada en 1994 por EE.UU. con un encuentro en Miami, no incluyó a Cuba en sus primeras ediciones, pero la isla sí participó en las últimas dos citas, la de Panamá en 2015 y la de Perú en 2018.
Esa última cumbre estuvo marcada por la decisión de Perú de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pero esta es la primera vez que se excluye a tres países de la cita, que se celebra cada tres o cuatro años y cuya ambición es la integración regional.
«No hay ninguna razón por la cual el continente americano no pueda ser seguro, próspero y democrático, desde el norte de Canadá a la punta sur de Chile. Tenemos todas las herramientas que necesitamos», insistió Biden en su discurso.
«DEBEMOS ESTAR TODOS»
Poco antes, varios de los asistentes a la cita habían reiterado su desacuerdo con la decisión de Estados Unidos en actos paralelos a la cumbre: el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, pidió a Washington que impulse “otro tipo de relación en las Américas” basada en el “respeto mutuo”.
“(Esto) ya se había discutido hace 10 años, en Cartagena de Indias (Colombia), en 2012, y se llegó (a la conclusión) de que se invitaría a Cuba, cosa que sucedió en Panamá (2015)”, defendió Ebrard.
En el mismo sentido, el canciller de Honduras, Eduardo Enrique Reina, subrayó: «Debemos trabajar todos, pero debemos estar todos», en alusión tácita a los vetos a ciertos países.
A las ausencias derivadas de la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua se han sumado las de dos presidentes que no han viajado a Los Ángeles debido a su mala relación con Estados Unidos: el guatemalteco, Alejandro Giammattei; y salvadoreño, Nayib Bukele.
La consecuencia es que una cumbre donde la migración es uno de los temas más importantes no cuenta con los líderes de los países de origen de los principales flujos migratorios hacia Estados Unidos: Guatemala, Honduras, El Salvador, Cuba y Venezuela.
HACIA UN NUEVO PACTO MIGRATORIO
A pesar de todo, Biden aseguró que la declaración de Los Ángeles sobre migración, que se firmará el viernes, permitirá articular un «nuevo enfoque» en el que todas las naciones del continente asumirán su «responsabilidad».
«La declaración representará un compromiso de todos para encontrar una solución razonable y mejorar la estabilidad», afirmó el presidente estadounidense.
Biden subrayó que la inmigración irregular es «inaceptable», en un momento en el que están aumentando los flujos de indocumentados que llegan a Estados Unidos y hay un éxodo de cubanos hacia el norte inédito en casi tres décadas.
El mandatario anunció además un mecanismo para promover la integración económica regional y mitigar los efectos en la economía de la pandemia de covid-19, aunque sin crear nuevos acuerdos comerciales.
Además, Biden propuso una reforma del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinada a dar al sector privado un mayor papel en el desarrollo del continente.
Su discurso tuvo lugar en una ceremonia de inauguración llena de actuaciones musicales, en la que el único otro presidente que intervino fue el de Perú, Pedro Castillo, debido a que su país acogió la última cumbre, celebrada en 2018 en Lima.
“Esta plataforma (…) constituye una vez más una valiosa herramienta de gestión para pasar de las palabras a los hechos”, afirmó Castillo sobre el sistema de las cumbres, sin mencionar tampoco la polémica.
Castillo hizo un alegato contra la corrupción, aunque sobre él surgen acusaciones al respecto en su país de origen, y cerró la alocución con la frase «América para los americanos», históricamente vinculada a la «Doctrina Monroe» y que abrió un capítulo de fuerte intervencionismo estadounidense en América Latina./EFE.
COMENTARIOS