Un incendio forestal que lleva una semana ardiendo en el norte de California seguía creciendo fuera de control, en el que es uno de una decena de conflagraciones de gran magnitud que se han registrado en un estado azotado por la sequía y que han destruido cientos de estructuras y obligado a miles de personas a evacuar.
No había nada de contención el domingo del incendio de Caldor, que había arrasado con cerca de 399 kilómetros cuadrados de árboles y arbustos en el norte de Sierra Nevada. La causa del fuego, que estalló el 14 de agosto, seguía bajo investigación.
Los bomberos esperaban sacar provecho de un clima más tranquilo y de temperaturas más bajas un día después de que las ráfagas de viento llevaran al incendio a través de la autopista federal 50, amenazando a más comunidades remotas en el condado de El Dorado.
Los vientos erráticos hicieron volar las brasas hacia las ramas secas, dando lugar a nuevos puntos de ignición y desafiando a los equipos que trataban combatir las llamas en un terreno accidentado.
“Sabemos que este incendio ha hecho cosas que nadie podía predecir, pero así ha sido la lucha contra los incendios en el estado este año”, señaló Jeff Marsolais, supervisor en jefe del Bosque Nacional de El Dorado.
Varios incendios forestales de gran tamaño han incinerado por lo menos 700 viviendas, muchas de ellas en las comunidades de Greenville y Grizzly Flats de la Sierra Nevada o en sus alrededores. Alrededor de 13.000 residencias seguían bajo amenaza en localidades escondidas en bosques pintorescos.
Los incendios han consumido aproximadamente 6.000 kilómetros cuadrados (2.300 millas cuadradas) y han enviado humo hasta la costa este de Estados Unidos. Ardían en pasto, matorrales y bosque que están extremadamente secos luego de dos años de una sequía que probablemente se ha exacerbado por el cambio climático/Con información de AP.
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