Al menos nueve niños murieron y otros cuatro resultaron heridos este lunes en el este de Afganistán tras explotar por accidente cerca de una escuela uno de los muchos artefactos sin detonar presentes en el país tras décadas de guerra.
El incidente se produjo esta mañana en la provincia de Nangarhar al detonarse el artefacto explosivo mientras un individuo recolectaba partes de hierro, afirmó a Efe el representante de la oficina de Información y Cultura regional, Hanif Nangarhari.
De acuerdo con medios afganos, la explosión tuvo lugar en las proximidades de una escuela en el distrito de Lalpura, en Nangarhar.
Afganistán ha sufrido durante años los efectos causados por los restos de explosivos y minas antipersona, que han ido quedando en el país tras décadas de conflicto armado. Las viviendas abandonadas y las áreas remotas representan un mayor peligro para la población civil, al no haber podido ser despejadas por los artificieros.
Los niños son especialmente vulnerables a los explosivos que quedan atrás en zonas de conflicto, al manipularlos o jugar con ellos al no ser conscientes de su peligro.
Un incidente similar tuvo lugar el pasado 24 de noviembre cuando cuatro niños murieron y uno resultó herido tras una detonación ocurrida mientras los menores recolectaban partes de hierro para la venta.
Según Unicef, al menos 460 niños murieron como consecuencia del conflicto de Afganistán en los primeros seis meses de 2021, y señaló que esa es sólo la cifra de fallecimientos que la ONU ha podido constatar.
Durante varias décadas, empresas y organizaciones de desminado han trabajado en Afganistán para tratar de retirar los restos explosivos de guerra, entre las que destaca The Halo Trust, que en colaboración con el programa de desminado del país asegura haber despejado de minas alrededor del 80 % del territorio afgano.
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