Este domingo la Convención Constituyente sesionará por primera vez en Chile. Los 155 miembros elegidos en los comicios de mayo son los encargados de redactar la nueva Constitución que reemplazará la heredada por la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet.
La constituyente tiene el objetivo de debatir, acordar y redactar el texto de la nueva Constitución en un plazo de nueve meses, que podrá ser prorrogado por única vez y por un máximo de tres meses. Cada artículo de la nueva Constitución debe ser aprobado por dos tercios de la Cámara y, una vez que el texto esté completo, el cuerpo debe votarlo de manera integral. La Convención se disolverá y el Gobierno debe convocar a un plebiscito de salida, en el que la ciudadanía chilena tendrán que ratificar o no en las urnas la nueva Constitución.
De aprobarse, el presidente de la república deberá convocar una sesión solemne del congreso pleno para promulgar y jurar ante la nueva Constitución, y luego en 10 días, el texto será publicado en el Diario Oficial, y a partir de ahí, entrará en vigencia. Pero si la mayoría de la ciudadanía chilena rechaza la nueva Constitución en las consultas, automáticamente volverá a quedar vigente la actual carta magna pinochetista.
Aunque la sesión de mañana se enfocará en formalidades, distintas fuerzas que tendrán representación en la convención constitucional llamaron a marchar hasta la sede de la constituyente en el expalacio legislativo. Una de ellas fue la «Lista del Pueblo», un grupo de 27 constituyentes independientes, que convocó a un «acto de homenaje por todos los que murieron, sufrieron mutilaciones y por los que aún viven el tormento de la injusta prisión política, junto al compromiso de lealtad de nuestros convencionales al pueblo». En el acto esperan que hablen «representantes de organizaciones de presos políticos, víctimas de traumas oculares, representantes de familiares asesinados y víctimas de violencia».
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