Mientras la sucia Tegucigalpa se consume en el desorden y el casco urbano cuenta inerte una historia que pide atención, una dama esconde su alma en los libros que ama, que son su compañía… que son su pasión.
FOTOS Y TEXTOS: MARÍA FERNANDA BUSTILLO
Ella es Gloria Anarella Vélez Osejo, hondureña de nacimiento, con madre hondureña y padre mexicano, empapa a cada palabra de cultura, arte, poesía e historia, cuando se detiene a dialogar con un conocido o simplemente atiende una entrevista de Stereo Noticias a quien cuenta su historia.
Vélez Osejo es una luchadora que fomenta la defensa de los derechos de las mujeres, es multifacética que es historiadora, es artista la dueña de ¨Café Paradiso¨, el refugio del arte y la cultura capitalina.
Nació en Tegucigalpa el primero de septiembre de 1956, en el seno de una familia de doctores. Su madre era la gineco obstetra Gloria Osejo Paz y su padre el médico internista Sergio Vélez Briceño.
¿Cómo era su familia, tuvo hermanos?
Tengo un hermano gemelo, se llama Sergio Vélez Osejo, él es cirujano pediatra. Mis padres se separaron cuando yo tenía cuatro (4) años.
¿Qué pasó con sus padres?
Mi padre murió en el 2004 y mi madre en 2006.
¿A quién se parece más de sus padres?
En similitudes con ellos me parezco físicamente a mi mamá y en cuanto al temperamento, también el carácter que ella me forjo de ser trabajadora, estar empeñada en mis cosas de tener metas y objetivos y luchar por ellas, ya que yo me crié con ella.
De mi papá también aprendí cosas muy bellas, pero solo pasaba tiempo con él en las vacaciones cuando íbamos a visitar a nuestra familia mexicana aprendí el amor a la historia por mi padre y mi mamá me heredó el espíritu científico.
Tuve otras madres
Mi nana me cuidó 52 años y agradezco a la vida de haberla puesto en mi camino porque ella me enseñó otras cosas como el amor a nuestro pueblo, por ejemplo, me enseñó el amor a la cultura hondureña popular, con ella leí los cuentos locales y me enseñó las cosas que vienen del pueblo.
Como éramos gemelos mi mamá no tenía suficiente leche para amamantarnos a los dos y mi tía Soledad nos compartió de su leche porque ella acababa de tener un bebé también, su única hija mi prima María de los Ángeles.
¿Cuál era su lugar preferido para salir?
Íbamos a fiestas de amistades y al Country Club, a las fiestas del Colegio de Abogados, a las discos… salíamos sin preocupaciones.
Historiadora
Anarella Vélez inició sus estudios de Medicina, pero su pasión es la historia por eso dejó sus estudios para viajar a Argentina, para estudiar Historia en la Universidad de La Plata… eran los años 70.
Esa era una época difícil, eran tiempos del terrorismo en ese país que culminó con una dictadura cívico militar autodenominada el “Proceso de Reorganización Nacional”.
Durante este tiempo el Estado realizó un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones, tortura sistematizada, desaparición forzada de personas, manipulación de la información y demás formas de terrorismo de Estado para instalar un plan de política económica liberal. Se estima que durante ese período las fuerzas represoras del gobierno de facto hicieron desaparecer a aproximadamente 30 000 personas.
La «guerra sucia» que alude al carácter informal y no reglamentado del enfrentamiento entre el poder militar —desligado de la autoridad civil—, contra la misma población civil y las organizaciones guerrilleras, que no obtuvo la consideración explícita de guerra civil.
El uso sistemático de la violencia y su extensión contra objetivos civiles en el marco de la toma del poder político y burocrático por las Fuerzas Armadas, determinó la inmediata suspensión de los derechos y garantías constitucionales y propició la aplicación de tácticas y procedimientos bélicos irregulares a toda la población.
Bajo la tutela de la CIA, las dictaduras de América Latina en la década de 1970 unieron sus servicios de inteligencia para la persecución ilegal de activistas y opositores.
Esa era la época en la que Vélez Osejo viajó a Argentina, en la que imperaba una situación política difícil, por lo que solo permaneció un año, ya en el año 77 se aperturó la carrera de Historia en la UNAH, graduándose años después para viajar a Barcelona a cursar su maestría.
¿Viajó mucho en Europa?
Si viaje mucho, en tres ocasiones mi madre me fue a visitar en el primer viaje fuimos alrededor de España, el segundo para el norte y el último a Italia y Grecia.
¿A qué edad se enamoró?
Me casé a los 29 años, mi primer niño nació a los 30 y mi esposo tenía 40.
¿Dónde se conocieron?
Aquí en la universidad, cuando regresé de Argentina me invitaron a ver una película que se llama “El Condor”, trataba de las políticas para esterilizar a las mujeres en Perú y en Bolivia sin que ellas mismas se dieran cuenta. Eran indígenas más o menos en el año 78.
¿Cuáles eran los poemas o libros favoritos de su esposo el poeta Rigoberto Paredes?
De sus libros poéticos el que más me gusta es “Obra y Gracia”, trata de la gracia de la poesía y tiene cosas muy divertidas, además me encanta la antología “A fuego lento”, el decía que “lo mejor se cocina a fuego lento”.
¿Qué era lo que más le gustaba del poeta?
Su inteligencia, era una persona muy culta y tenía una memoria extraordinaria podía citar autores y citas precisas y oportunas.
Tuvieron dos hijos dentro del matrimonio su hijo Fernando heredó su talento poético y Rigoberto Andrés es un artista gráfico.
¿Libros que recomienda a las mujeres hondureñas?
Más que libros recomendaría autoras
- Clementina Suárez
- Argentina Díaz Lozano
- Lucila Gamero de Medina
- Miralda
- Letty Elvir
Mensaje a mujeres en Honduras:
Organícense para la lucha que, para una organización política que les represente, para que sus derechos de vivir sin violencia y discriminación sea positivo.
Música preferida: Toda la música de buena calidad (clásica, gregoriana, Karla Lara)…
Que hubiese sido si no fuera historiadora: Filósofa
Comida preferida: Soy una glotona, pero prefiero los quesos (Manchego)
Como se describe: Soy docente universitaria, escritora y promotora cultural.
Libros escritos: “Todas las voces”, “Iluminadas”, “Columna de fuego”.
Si su vida fuera un libro: Sería de poemas y se titularía “Bienaventurada”
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