La Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) recomienda que todos los adultos con indicación continúen recibiendo sus vacunas contra el COVID-19; aun luego de la reciente decisión de Dinamarca, Noruega e Islandia de suspender, al menos temporalmente, el uso de la vacuna AstraZeneca debido a informes de trombosis posteriores a su aplicación.
Hasta el momento, el pequeño número de casos de trombosis reportados en relación con las millones de vacunas administradas no sugiere un vínculo directo entre ambos. Los episodios trombóticos son frecuentes en la población general y no se han asociado previamente con vacuna alguna.
Actualmente, no sabemos si los coágulos de sangre presentados en las personas poco tiempo después de la vacunación es una coincidencia o si la aplicación de la dosis podría, en casos particulares, aumentar el riesgo de desarrollar una trombosis. Es importante destacar que los rigurosos ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID-19 no identificaron un mayor riesgo de trombosis.
En base a todos los datos disponibles, la ISTH cree que los beneficios de la vacuna contra el COVID-19 superan ampliamente las posibles complicaciones, incluso para pacientes con antecedentes de coágulos sanguíneos o para aquellos que toman medicamentos anticoagulantes.
También, la entidad recomienda que todas las personas revisen los signos y síntomas de los coágulos de sangre, que incluyen: dolor en las piernas, hinchazón, sensibilidad o enrojecimiento de la piel asociado con la trombosis venosa profunda (TVP); así como dificultad para respirar, dolor o malestar en el pecho, latidos cardíacos más rápidos de lo normal o irregulares, tos con sangre y presión arterial baja, mareos o desmayos asociados con la embolia pulmonar (EP). Las personas con afecciones médicas coexistentes deben consultar a su doctor.
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