Las fuerzas de seguridad en Myanmar vuelven a disparar contra los manifestantes. En un desafío a los llamados internacionales para que detengan la violencia, los policías, que obedecen a la junta militar que tomó el poder desde el pasado 1 de febrero, usaron la fuerza letal y dejaron al menos otras 18 víctimas mortales confirmadas ese día.
«Los llamados militares mataron al menos a 18 personas en el norte de Okkalapa, en Rangún, Mandalay, Monywa, Myingyan, Pyin Oo Lwin y Salin en Magwe. La lista de muertos puede aumentar más tarde. Además, muchos resultaron heridos. Algunos están en situación crítica», aseguró Ko Bo Kyi, secretario adjunto del grupo defensor de derechos humanos, Asociación de Asistencia para Presos Políticos, a través de su cuenta de Twitter.
Los uniformados usaron munición real, gases lacrimógenos y balas de goma, según los reportes de la prensa local sobre varias ciudades y pueblos donde se extendieron las protestas.
En la ciudad central de Monywa, que ha reunido grandes multitudes de manifestantes, seis personas murieron. Una de ellas recibió disparos en la cabeza, según informó la Voz Democrática de Birmania, un servicio de noticias independiente.
Esta localidad ya había reportado víctimas mortales en las movilizaciones del pasado domingo, cuando al menos 18 personas murieron, según informes de la ONU.
«Abrieron fuego contra nosotros con balas reales. Uno murió, es joven, un adolescente, recibió un disparo en la cabeza», dijo Moe Myint Hein, quien resultó herido en una pierna.
La violencia también se extendió a Rangún y Mandalay, las dos urbes más grandes del país con manifestaciones diarias.
Solo en Rangún han muerto al menos ocho personas durante este miércoles, según testigos, cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra ellos.
«Escuché tantos disparos continuos. Me acosté en el suelo, dispararon mucho», dijo a Reuters el manifestante Kaung Pyae Sone Tun, de 23 años.
En Mandalay, la policía antidisturbios respaldada por soldados disolvió una marcha antigolpista, en la que persiguió a alrededor de 1.000 profesores y estudiantes con gases lacrimógenos y lo que parecían ser disparos de advertencia.
La prensa local también reportó varios fallecidos en Myingyan, en el centro de la nación y en la ciudad de Hpakant, en el estado de Kachin, norte de Myanmar, donde históricamente, la minoría étnica kachin de Myanmar ha tenido relaciones tensas con el Gobierno central y cuenta con una fuerza guerrillera propia, pero se unen a las voces de rechazo contra los militares.
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