El propietario de una funeraria en Tegucigalpa, Edwin Lanza, aseguró que la mortalidad ha crecido en el país, debido al paso del COVID-19.
En menos de cuatro meses se ha confirmado la muerte de 694 hondureños por esta enfermedad que ya reporta 25,978 infectados.
“Si se ha incrementado la tasa de mortalidad, la fatalidad es bastante alta, era difícil ocultar estas cifras”, dijo.
“Nosotros nos hemos sumado a las formas de entierro del hospital del Tórax, María, el Seguro Social y el Escuela, y vemos a diario las actas de defunción”, lamentó.
Agregó que “los datos de fallecimiento son reales, a tal grado que hemos visto el desabastecimiento en las funerarias a nivel nacional, los pedidos se han incrementado y esto se debe a la avance de la enfermedad”.
Mencionó que a veces no cumplen con la demanda porque los insumos se han escaseado, debido a que las ferreterías volvieron a cerrar operaciones.
“Son 47 materias primas las que lleva un ataúd y no tenemos alcance a todas ellas, excepto la madera y otros materiales”, indicó.
Costo
En ese sentido, Lanza dijo que “no se deben elevar los costos, salvo por el uso de equipo de bioseguridad, los trajes de protección personal, los guantes, las máscaras que se utilizan, eso si incrementa los costos de un servicio funerario, tanto en el traslado, como en el sepelio”.
“En el traslado se necesitan dos trajes de protección, para el personal y el ayudante, la mascarilla, el equipo de desinfección que debe de portar, pero en el cementerio se incrementa más porque se tiene que utilizar cuatro trajes de protección y facilitarle a las personas que se presentan a este sepelio”, detalló.
Reiteró que “los precios de los ataúdes no deben de incrementarse porque no ha habido un alza de precios en las materias primas”.
Los montos que han incrementado se deben a los equipos de bioseguridad que son necesarios para proteger la vida de los que realizan los trabajos fúnebres.
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