TEGUCIGALPA, HONDURAS
Un verdadero pandemonio se desató este martes en el hemiciclo legislativo de Honduras, durante la comparecencia de la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López. La sesión, que debía ser un espacio de diálogo sobre el próximo proceso electoral, se transformó en un caos generalizado cuando miembros de los colectivos de Libre y diputados oficialistas interrumpieron violentamente la exposición de la consejera.
La tensión se palpó desde el inicio de la intervención de López, quien preguntó retóricamente: “¿Queremos elecciones el 30 de noviembre?”, para responderse a sí misma con un rotundo “sí queremos elecciones”. La consejera presidenta abogó por un proceso democrático y transparente, “sin turbas y barricadas violentas impidiendo el trabajo del CNE”. En un claro mensaje, reafirmó que Honduras no se detendrá por la obstinación de unos pocos, aludiendo a la oposición del consejero Marlon Ochoa al sistema de verificación humana de actas, crucial para la integridad del proceso.
López fue enfática al asegurar que no se permitirá que una minoría en el CNE someta a las mayorías cuando las decisiones no favorecen al partido Libre. Como ejemplo, mencionó cómo el presidente del Congreso, Luis Redondo, verificó manualmente la ubicación de un diputado en el pleno, resaltando la importancia de la verificación humana. También denunció dos hechos que han dificultado el quehacer del CNE: el secuestro de urnas durante el proceso interno del 9 de marzo y la toma de las instalaciones del CNE por parte de los colectivos de Libre este lunes, con el fin de entorpecer la presentación de ofertas para el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
«Soy servidora del pueblo y el proceso debe continuar», sentenció, pidiendo compromiso al Congreso Nacional con la democracia.
La Irrupción de los Colectivos y el Desorden
Mientras la consejera López hacía su exposición, las autoridades del Legislativo permitían el ingreso de miembros de los colectivos de Libre, encabezados por Naveshna Rovelo, esposa del diputado Fabricio Sandoval. Este grupo ingresó tranquilamente, pero rápidamente comenzó a proferir insultos y gritos contra las consejeras del CNE. La situación escaló cuando estos «grupos de choque» llegaron a ocupar las curules de los diputados, una flagrante violación a las funciones legislativas.
Conforme avanzaba la intervención de Cossette López, los colectivos, arropados por diputados oficialistas, comenzaron a interrumpirla con mayor intensidad. Esta situación llevó al presidente del Congreso, Luis Redondo, a llamar al orden y a solicitar a la seguridad que desalojara a las personas ajenas a la sesión.
Diputados de las bancadas Liberal y Nacional intentaron acercarse a la junta directiva para respaldar a las consejeras López y Hall frente a los insultos, pero una valla de agentes de seguridad privada les impidió el paso.
Agresiones y Suspensión de la Sesión
Tras el zafarrancho, las consejeras Cossette López y Ana Paola Hall se retiraron del hemiciclo, dejando un ambiente de disputas y confrontación. La tensión se desbordó cuando Ramón Barrios (Libre) y Jorge Cálix (Partido Liberal) llegaron a los golpes, en medio de un tumulto que buscaba evitar males mayores.
Aún sin haberse restablecido la calma en el hemiciclo, el consejero Marlon Ochoa hizo uso de la palabra, resguardado por elementos de seguridad privada del Congreso. Ochoa argumentó que el bipartidismo busca fraguar un fraude en las elecciones generales del 30 de noviembre. Visiblemente molesto por ser llamado «el joven Ochoa» por la consejera López, el consejero arremetió verbalmente contra ella con una pregunta de tinte personal: “¿Le hace falta alguien que está preso fuera del país?”, una clara muestra de bajeza y violencia política.
La consejera Ana Paola Hall no pudo intervenir en la sesión debido al caos. Inicialmente, el presidente Redondo había anunciado que López, Hall y Ochoa comparecerían en ese orden; sin embargo, ante el desorden, Redondo se saltó su propia instrucción y cedió la palabra a Ochoa.
Finalmente, los colectivos de Libre abandonaron lentamente el lugar, y la sesión fue cerrada, dejando a los diputados retirándose de la Cámara Legislativa bajo fuertes medidas de seguridad. Así concluyó otra triste jornada en el Parlamento hondureño, marcada por la interrupción violenta y el irrespeto al proceso democrático.


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