Dakar.– Al menos 72 personas han muerto ahogadas, 699 han resultado heridas y 716.473 se han visto afectadas durante los dos primeros meses de la temporada de lluvias en países de África occidental y central como Nigeria, Chad o la República Democrática del Congo (RDC), informó la ONU este martes.
Chad es el país más perjudicado, con 246.883 personas damnificadas por la crecida de las aguas en tan solo unas semanas, pero Costa de Marfil, Liberia, Níger, Mali, la República Centroafricana y Togo también sufren las consecuencias de las fuertes lluvias, según un comunicado difundido por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Unas 62.000 casas han sido destruidas o dañadas en dichos países, lo que ha obligado a 54.722 personas a abandonar sus hogares. Nigeria y, de nuevo, Chad son los más afectados por este fenómeno, y 45.797 y 5.286 personas, respectivamente, se han tenido que dejar sus casas a causa de las inundaciones.
«Cada año damos la voz de alarma sobre los efectos del cambio climático y lo que significa para la vida real de las personas: sus hogares, su capacidad para cultivar y comer, para enviar a sus hijos a la escuela, para acceder a la atención sanitaria básica», señaló el jefe de la OCHA para África occidental y central, Charles Bernimolin, según el comunicado.
Y pidió «inversiones significativas y estratégicas para garantizar que las comunidades estén preparadas y que los peores impactos se mitiguen con antelación».
«Pensar que tenemos tiempo para abordar la crisis climática en África occidental y central es un error», urgió Bernimolin.
Las inundaciones, que en muchos casos afectan a las mismas comunidades año tras año, también han perjudicado gravemente a los medios de subsistencia y a los servicios sociales básicos, minando la capacidad de las comunidades para autoabastecerse y obligándolas a depender de la ayuda para sobrevivir dignamente.
Al menos 25.726 hectáreas de tierra de cultivo han sido dañadas y 4.205 cabezas de ganado han muerto, lo que dificulta la producción de alimentos.
El acceso a la atención sanitaria y a la educación básica también se ve obstaculizado, con decenas de escuelas y centros médicos destruidos o dañados.
La previsión de la temporada de lluvias para 2024 pronosticaba precipitaciones acumuladas superiores a la media en los periodos de junio a agosto y de julio a septiembre en zonas ya propensas a las inundaciones en el Sahel y en algunos países de África occidental.
Esta situación agrava las circunstancias de una población ya vulnerable por la pobreza crónica, el subdesarrollo, los conflictos y la inestabilidad política.
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