Estados Unidos.-La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, ha presentado este martes su dimisión al cargo después de reconocer el «fracaso» en el dispositivo encargado de la seguridad del expresidente Donald Trump en un acto de campaña en Pensilvania en el que sufrió un intento de asesinato.
La ya exdirectora del Servicio Secreto ha emitido un comunicado en el que reconoce que el departamento falló en su misión de proteger a los líderes de la nación, y asume la responsabilidad por lo ocurrido el 13 de julio en Pensilvania, cuando un tirador disparó contra el expresidente Trump, hiriéndole en la oreja.
«Sin embargo, este incidente no nos define. Seguimos siendo un organización basada en la integridad y con un personal con dedicación y talento excepcionales. El Servicio Secreto seguirá adelante con nuestra misión de investigación y protección de manera firme. No retrocedemos ante los desafíos», ha aseverado Cheatle.
Así las cosas, Cheatle ha expresado su deseo de que la «difícil decisión» de dimitir –que ha tomado «con gran pesar»– no suponga «una distracción del gran trabajo» del departamento y ha aseverado que, durante casi 30 años de carrera en la agencia federal, «siempre» ha antepuesto los intereses del Servicio Secreto a los suyos propios.
Por su parte, la Casa Blanca ha emitido un comunicado en el que el presidente estadounidense, Joe Biden, ha trasladado su agradecimiento a Cheatle por «décadas de servicio público» y su dedicación «desinteresada» para proteger a Estados Unidos al frente del Servicio Secreto, el cual tomó las riendas en septiembre de 2022.
«La revisión independiente para llegar al fondo de lo que ocurrió el 13 de julio continúa y espero evaluar sus conclusiones. Todos sabemos que lo que sucedió ese día nunca puede volver a suceder», ha añadido Biden respecto a la fecha en que el expresidente Trump sufrió el intento de asesinato.
Las reacciones no se han retrasado y pronto el propio Trump ha publicado un mensaje en su perfil oficial de la red social Truth Social en el que insiste en que la Administración Biden no le protegió «adecuadamente». «Me vi obligado a recibir una bala por la democracia. Fue un gran honor hacerlo», ha dicho.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, ha celebrado la noticia, aunque ha reprochado el «retraso» en la decisión de Cheatle. «Debería haberlo hecho al menos hace una semana. Me alegra ver que ha atendido el llamamiento tanto de republicanos como de demócratas», ha manifestado.
Johnson ha señalado que ahora llega el momento de que las autoridades estadounidenses «recojan las piezas» y traten de «reconstruir la fe y la confianza de la población estadounidense en el Servicio Secreto», según informaciones recogidas por la cadena CNN.
Cheatle fue interrogada el lunes por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, ante el que reconoció que lo ocurrido fue «el fracaso más importante en décadas». Varios dirigentes republicanos, incluido el propio presidente de la Cámara, habían exigido su dimisión.
De hecho, Johnson ha alcanzado un acuerdo con el líder de la minoría demócrata en la sala, Hakeem Jeffries, para poner en marcha un equipo de trabajo integrado por miembros de ambos partidos para investigar lo ocurrido en el mitin y dirimir responsabilidades por el intento de asesinato contra el expresidente.
El ataque, en el que el expresidente resultó herido leve en su oreja derecha después de que la bala le rozara, se saldó con la muerte de un simpatizante y con otros dos heridos. El atacante, identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue abatido segundos después por un francotirador del Servicio Secreto.
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