Iglesia Católica lamenta desborde de pobreza en “nuestras ciudades”

Iglesia Católica lamenta desborde de pobreza en “nuestras ciudades”

TEGUCIGALPA, HONDURAS
La Iglesia Católica de Honduras lamentó hoy el desborde de la pobreza en “nuestras ciudades”, algo que no debería estar ocurriendo, según el arzobispo de Tegucigalpa, monseñor José Vicente Nácher Tatay.

El también presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) reflexionó durante la homilía de este domingo que la realidad es que la pobreza se ha desbordado y eso es lamentable.

Lo anterior en concordancia con La Jornada Mundial de los Pobres que es una iniciativa establecida por el Papa Francisco en 2016. Se celebra anualmente en la Iglesia Católica el penúltimo domingo de noviembre.

El objetivo de esta jornada es sensibilizar a la sociedad sobre la situación de las personas que viven en la pobreza y promover la solidaridad y la atención hacia aquellos que son más vulnerables.

Ante esta realidad, el arzobispo de Tegucigalpa razonó que la persona de los pobres (Jesús) inunde nuestras tierras así como nuestro espíritu.

En cambio, el valor de la pobreza del hermano necesitado nos debe ayudar a sacarnos de la pobreza de entendimiento y de espíritu.

La Jornada Mundial de los Pobres refleja el compromiso del Papa Francisco con la justicia social y su llamado a la Iglesia y a la sociedad en general a trabajar en conjunto para abordar las desigualdades y las condiciones de pobreza en el mundo.

No obstante, no se trata de simplemente dar una ayuda, que está bien, sino de aprender a compartir, sentarnos en la misma mesa, dialogar y platicar y mirarnos todos como hermanos, todos iguales en dignidad, dijo el arzobispo Nácher.

Exhortó a compartir todo aquello que somos y lo que tenemos, pero imaginen, si nos sentamos a conversar cuantas cosas pueden cambiar, agregó.

Frente a un mundo de ostentación, vanidad y obsceno derroche, el cristiano está llamado a llevar un estilo de vida austero, mesurado y comedido. La sencillez de vida se convierte en una forma de parecernos a Cristo y disponernos a su seguimiento, finalizó.

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