Kabul. Haider, el niño de seis años que cayó hace tres días en un pozo de agua en el este de Afganistán, murió este viernes poco después de haber sido rescatado con vida tras más de 50 horas de intensas operaciones para liberarlo.
“Cuando el equipo de rescate lo sacó, estaba vivo y el equipo médico le dio oxígeno, lamentablemente murió cuando lo llevamos de la ambulancia al helicóptero”, dijo a Efe Zabiullah Jawhar, portavoz del jefe de policía de la provincia de Zabul.
Haider cayó en un antiguo pozo de agua el martes a mediodía en el área de Jaldak de la provincia de Zabul, a partir de entonces comenzaron las labores de rescate, que lograron llegar al lugar en el que se encontraba el niño hoy aproximadamente a las 10.30 horas (05.00 GMT)
El líder talibán Anas Haqqani, que se trasladó anoche al lugar del accidente para supervisar el operativo, lamentó esta «enorme tragedia» que ha entristecido a toda la nación, y expresó sus condolencias a la familia.
Las autoridades del Gobierno de los talibanes, empresas de construcción y otros ciudadanos participaron en el rescate, intentando sortear la escasez de recursos mecánicos que dificultaron la operación.
Varios lugareños reunieron suministros para el niño junto con un teléfono móvil para que su padre pudiera ponerse en contacto con él.
Un vídeo compartido en redes sociales muestra parte de la conversación entre el padre y su hijo.
«Hijo por favor no llores, te envío el teléfono y agua, por favor no llores», dice el padre a un Haider desconsolado, que le pide que sea él quien baje y lo rescate.
En las redes sociales se sucedieron los mensajes en los que se compara este accidente con el caso reciente del niño Rayan, rescatado sin vida tras casi 100 horas en el fondo de un pozo en Marruecos, y lamentan que la atención mediática internacional no fuera la misma.
Este suceso se produce en medio de una profunda crisis económica en Afganistán, por lo que los gobiernos provinciales tienen cada vez menos recursos para hacer frente a las emergencias o las necesidades básicas del país.
A pesar de que se han producido más casos de menores que han caído a pozos en Afganistán, ni las autoridades ni los familiares toman medidas serias para evitarlo, ya que se les permite deambular libremente por las aldeas a partir de los dos años de edad.
La mayoría de los pozos se construyen en áreas rurales para hacer frente a la sequía o para cultivar amapola en zonas donde no llega el agua, y carecen en general de cubierta, aumentando las posibilidades de que caigan personas o animales./EFE.
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