«El arte y la cultura puede ser la respuesta al populismo» dijo Mirik Milan el primer ‘Alcalde Nocturno’ de Amsterdam y desde el 2014. Milan sugiere que enfocarse en la cultura por la noche podría traer más cohesión social a las ciudades. También considera que la creación de una variedad de actividades culturales nocturnas ayudarían a regular el ocio nocturno.
Es en la capital holandesa el lugar donde surge esta iniciativa tan interesante de un alcalde nocturno. Siendo conscientes de algunas de las molestias y por ende prejuicios que acompañan el mundo nocturno de las distintas ciudades se crea esta figura. Se encarga de encontrar un punto medio entre los propietarios de los locales, el alcalde de la ciudad y los vecindarios como también investigar formas de «defender, coordinar y llevar innovación» a la economía nocturna. Según los datos de Holanda al año siguiente de implementar la iniciativa, las denuncias por violencia descendieron un 25% y las de ruido hasta el 30%.
La iniciativa de Milan, este joven amante del ocio nocturno y ex promotor de clubes, se ha vuelto influyente más allá de la capital holandesa. Ya hay alcaldes nocturnos en París, Toulouse, Zúrich, Berlín y Nueva York. “Abrió el camino para los alcaldes nocturnos”, dijo Amy Lamé, quien fue nombrada Zar Nocturna de Londres en 2016.
Enfrentan desafíos similares a los que enfrentan los alcaldes durante el día y ha adoptado un enfoque holístico. “Queremos que la ciudad sea más vibrante y segura por la noche. Para hacer esto, forjamos coaliciones, asociaciones público-privadas, para hacer que los espacios públicos sean más seguros para la comunidad LGBTIQ+, las mujeres y las minorías ”. Al sugerir nuevos enfoques a viejos problemas, ha estado ayudando a la ciudad a adaptar las regulaciones a la economía cambiante sin sacrificar la seguridad pública.
“Estamos generando confianza desde diferentes ángulos. Nos enfocamos en la economía, pero también en la seguridad, la cohesión social y la diversidad cultural ”, dijo Lamé. Combinar los argumentos económicos y culturales a favor de la vida nocturna fue un tema clave para ambos alcaldes nocturnos. Y a medida que las personas, y las ciudades en las que viven, operan cada vez más en un horario de 24 horas, donde trabajar, dormir, comer, aprender y salir de fiesta ya no está limitado por el cronometraje tradicional, los gobiernos de las ciudades deben considerar cómo están aprovechando esas oportunidades.
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