La piel es un reflejo de cómo la insulina acelera el crecimiento en todo nuestro cuerpo, por lo que se puede identificar cuando ciertos alimentos contribuyen a subir de peso debido a la resistencia a la insulina.
Cuando las líneas del cuello están más marcadas son la pista necesaria para descubrir por qué engordas aún sin comer mucho, aunque no son peligrosas.
Además de determinar el destino de la glucosa (azúcar) en sangre, la insulina se encarga de promover el crecimiento; es decir, al agregar unas gotas de insulina, todo empieza a multiplicarse.
También la glándula que más fabrica saliva es susceptible a crecer por ese estímulo. Su nombre es parótida y queda justo adelante del lóbulo de la oreja.
Cuando los niveles de insulina han permanecido elevados por más de 20 años, el crecimiento de la parótida empuja a la oreja, al plegarse hacia atrás se crea un surco en el lóbulo.
También crecen de forma acelerada las células de la piel y se observan algunos signos de niveles elevados de insulina:
Signos de niveles elevados de insulina alta:
1. Acrocordones: verruguitas en el cuello
2. Líneas en el cuello muy marcadas
3. Acantosis nigricans: coloración oscura en el cuello y axilas
4. Pequeños lunares rojos en la piel
5. Pliegue en el lóbulo de la oreja
Aquellas personas que engordan por problemas con la testosterona o por hipotiroidismo, requieren un examen de laboratorio para confirmarlo.
En ocasiones se realiza una prueba para medir los niveles de insulina, aunque el diagnóstico siempre deberá hacerse tomando en cuenta los síntomas, la historia familiar y algunos signos en la piel.
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